Canarias, entre el petróleo y AFRICOM.



Las reservas de petróleo en las costas canarias, el deseo del Pentágono por instalar el Cuartel General de AFRICOM en el archipiélago y el creciente interés militar en el cercano Sahel han vuelto a poner en primera línea a las Islas Canarias y atraer la atención de los servicios de inteligencia de medio mundo. Además de encontrarse entre los mejores destinos turísticos de Europa, las islas Canarias disfrutan de una situación geoestratégica que las convierten en envidiada plataforma en la fachada atlántica del continente africano y nudo de las rutas marítimas que lo transitan en todas las direcciones. En plena Guerra Fría, Canarias jugó un papel disuasorio fundamental como contrapeso a la estrategia soviética impulsada en la era Brezhnev de apoyar movimientos independentistas -Angola, Namibia, Guinea y Cabo Verde, Sahara Occidental- que permitiesen a Moscú obtener "facilidades portuarias" para controlar la ruta de los superpetroleros que, procedentes del Golfo Pérsico, doblaban el cabo de Buena Esperanza para enfilar Europa navegando en paralelo a la costa africana. 

Tanta fue la preocupación del Pentágono en los años setenta del pasado siglo que se llegó a especular con la instalación de una base aeronaval norteamericana en la isla de Hierro para proteger la ruta del petróleo y reforzar, a su vez, el eje Canarias-Estrecho-Baleares, uno de los pivotes de la contribución de España a la defensa europea. En el Gran Juego, fue la época de eclosión del Movimiento por la Autodeterminación e Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC), dirigido por Antonio Cubillo desde Argelia, aliada entonces de los intereses soviéticos. Años antes, a finales de los sesenta, se había producido la llegada de la flota pesquera soviética al puerto de La Luz de Las Palmas de Gran Canaria, que abrió la puerta al deshielo con los primeros acuerdos comerciales y empresas mixtas, que desembocaron en el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre España y la URSS en 1977. Tras la caída del bloque soviético y la instauración de un mundo unipolar (por breves años) Canarias vio decrecer su valor geoestratégico durante casi tres décadas. Sin embargo, tan plácido escenario ha dado la vuelta en los últimos cinco años al irrumpir dos elementos cruciales: petróleo y Sahel. Y con ellos, las apetencias de Marruecos por las prometedoras bolsas de petróleo en las profundidades marinas (offshore), y los intereses estratégicos de Europa y Estados Unidos en la inmensa, rica e inestable franja del Sahel. 

La empresa turco-marroquí Genel Energy confirmaba hace un mes haber encontrado "significativas reservas" de petróleo cerca de Tarfaya, entre Marruecos y Fuerteventura, en concreto en el pozo "Juby Maritime 1" (JM-1), situado a 3.100 metros de profundidad. Son yacimientos de aceite pesado, difícilmente explotables -aunque técnicamente posible- en relación al coste/calidad, según los expertos. La bolsa se encuentra en la Zona Económica Exclusiva (a unas 200 millas) de Marruecos, decretada unilateralmente por Hassan II en 1981. Sin embargo, la distancia de las perforaciones a Fuerteventura y Lanzarote es de tan solo 60 km, es decir 32,4 millas náuticas. El Gobierno defiende que el petróleo offshore beneficie a España y a Marruecos, y no solo a nuestro vecino ante la negativa de las autoridades canarias a realizar prospecciones en aguas de Lanzarote y Fuerteventura argumentando razones de impacto medioambiental. El ministro José Manuel Soria ha señalado que con una dependencia del 99 % en hidrocarburos, "sería una absoluta contradicción y una paradoja que, España, en el mismo sitio, solo que al otro lado de la mediana, dejase pasar la ocasión" y que únicamente se beneficiase Marruecos. 

Repsol, por su parte, ha anunciado que está preparado para comenzar las prospecciones el próximo mes de mayo. En la comunidad de inteligencia no se descarta una vinculación de las oleadas de inmigrantes subsaharianos sobre las vallas de Ceuta y Melilla al dossier del petróleo canario. El segundo frente que incide directamente en el creciente valor geoestratégico del archipiélago canario es el Sahel ante la guerra en Mali, la propagación del yihadismo, la apertura de rutas para traer droga a España y Europa, el tráfico de personas y la lucha por sus enormes reservas (petróleo, gas, uranio, oro, minerales raros), aspectos abordados en anteriores análisis. Pero al Sahel se une también un golfo de Guinea rico en petróleo cada vez más inestable, un África subsahariana consumida en luchas por el control de sus cuantiosos recursos y la penetración silenciosa de China, problemas todos ellos que atraen la atención de Estados Unidos. A día de hoy ningún país de la mitad norte del continente africano con costas bañadas por el mar desea alojar el Cuartel General para África de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos (AFRICOM, por sus siglas en inglés), que se ubica provisionalmente en Stuttgart (Alemania). 

El despliegue de hasta un millar de marines en la base de utilización conjunta hispano-norteamericana de Morón (Sevilla), para preposicionar las fuerzas lo más cerca posible del teatro de operaciones, desvela que el Pentágono, por evidentes razones operativas, trata de instalar AFRICOM junto a las tropas bajo su mando. En este contexto surge el interés del Pentágono por ubicar dicho mando en las islas Canarias, bien ampliando y compartiendo instalaciones militares españolas o bien creando otras nuevas. Las autoridades regionales canarias son reacias a una presencia militar de esta índole bajo el argumento de que afectaría negativamente al turismo de la isla donde se instalase el cuartel general, al constituirse en diana del terrorismo yihadista. En cambio, los partidarios subrayan que en el Gran Juego del mundo globalizado una decisión de este tipo, además de someterse al inexcusable debate y votación en el Parlamento, en caso de concretarse debe tener garantizada una condición sine qua non: el apoyo sin reservas de Estados Unidos sobre el futuro de Canarias ante apetencias externas de cualquier índole.


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