Escuadrón de Zapadores
Paracaidistas (EZAPAC)
Algunos de estos militares habían regresado solo unos días antes de Níger, donde participaron en los ejercicios Flintlock 2014, liderados por el Mando para África de los EEUU (AFRI - COM). Junto al personal del MOE, el equipo español estaba formado por miembros del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) del Ejército del Aire y de la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE) de la Armada. Son los tres núcleos de «boinas verdes» organizados en el seno de las Fuerzas Armadas españolas para dar respuesta a la necesidad de contar con unas tropas de élite «diseñadas, organizadas, adiestradas y equipadas tal y como las define uno de los manuales de la especialidad para alcanzar objetivos de gran valor en áreas sensibles u hostiles mediante el empleo de medios y tácti cas no convencionales e innovadoras».
Misiones internacionales
En Níger pusieron en práctica uno de
los cometidos que con más frecuencia
están desarrollando los equipos de operaciones especiales en los últimos años,
y que consiste en servir de instructores de contingentes de países aliados
o amigos. Así lo hicieron también en
Afganistán, y es lo que vienen haciendo desde hace un año los
instructores del MOE en
la misión de la Unión Europea en Malí: adiestrar
a las tropas locales para
que puedan enfrentarse
por sí mismas a las fuerzas yihadistas que amenazan el norte del país.
Este mes de mayo, los
«boinas verdes» desplegarán en un nuevo escenario: la República Cen
troafricana. Será la primera vez que una fuerza
española lidere las operaciones especiales de una
misión en el marco de una
estructura multinacional,
en este caso
EUFOR RCA, el contingente de la Unión Europea
que tratará de detener la crisis humanitaria e impedir que la inestabilidad del
país se extienda a toda la región.
En esta nueva misión también podrán contribuir a la formación de las
fuerzas locales y de la Unión Africana,
pero sus cometidos principales serán
otros: obtener información detallada
y actualizada del área de operaciones
y estar a disposición del comandante
de
EUFOR
para responder a situaciones que requieran una acción rápida y
selectiva para restablecer la seguridad.
Estas misiones, llamadas de reconocimiento especial y acción directa, se
ponen continuamente en práctica con
ejercicios como el citado
Mobility 2014,
desarrollado el pasado marzo en el CENAT de San Gregorio (Zaragoza). Cuando se trata de misiones de
reconocimiento se recurre a patrullas de
pequeña entidad que se sitúan en uno o
varios lugares para, sin que su presencia sea advertida, vigilar, tomar datos
e imágenes, observar y enviar en tiempo real la información a los órganos de
mando para su aprovechamiento inmediato. Si son requeridos para efectuar
misiones de acción directa se constituyen Equipos Operativos (EO’s): patrullas de combate que se desplazan a
puntos situados incluso tras las líneas
enemigas para destruir objetivos puntuales, capturar a determinadas personas, señalar objetivos para atacarlos
usando armas de precisión o propiciar
el rescate de rehenes.
Preparación
intensa
Son acciones que, en general, se caracterizan por una duración limitada, por
el hecho de que aquellos que las realizan suelen actuar de forma autónoma,
y porque la rentabilidad militar que
se obtiene es muy elevada debido a su
contrastada eficiencia combativa.
Para asumir estos cometidos los
«boinas verdes» se someten a una preparación muy selectiva e intensa, que
sólo unos pocos aspirantes superan.
Además de una gran resistencia física
y psicológica, se les exige el dominio de
una amplia variedad de técnicas que incluyen el uso de armas en condiciones
dinámicas, esquí, escalada, movimientos nocturnos con helicópteros, artes marciales,
supervivencia, manejo de
radios y equipos informáticos complejos o combate en el medio acuático,
entre otras habilidades.
Están habituados a
vivir en plena naturaleza, donde se entrenan al
menos diez días al mes
adaptándose al frío, la lluvia, la nieve, a dormir a la
intemperie y a caminar en
la oscuridad campo a través por barrancos y montañas. Y, si es necesario,
subsisten con recursos
naturales como una parte
más de su adiestramiento.
De las tres unidades españolas de
operaciones especiales, la del Ejército
de Tierra, el MOE, es la que tiene mayor entidad, pues cuenta con unos 800
efectivos. Más de la mitad están adscritos a sus tres Grupos de Operaciones Especiales (GOE): el
Valencia III,
el
Tercio del Ampurdán IV
y el
Caballero
Legionario Maderal Oleaga XIX.
Las diferentes compañías de los
GOE tienen un comandante como
máximo responsable y media docena
de equipos operativos (EO ́s), cada
uno de ellos a cargo de un capitán y
articulados en dos equipos básicos de
ocho efectivos. Cada uno de sus componentes está especializado en una o más
tareas (armamento, primeros auxilios,
explosivos, inteligencia, navegación,
transmisiones, observador de
fuegos aéreos, etcétera). Además, cuentan con un equipo
de tiradores de precisión que
reúne a los especialistas en el
manejo de armas largas capaces de batir objetivos situados
a grandes distancias.
El dominio del paracaidismo es otra de sus cualidades:
algunos de estos equipos llevan tiempo preparándose en
el salto manual y en la adquisición de la especialidad
HALO/
HAHO
que permite realizar
planeos desde el punto de salto, a gran altura, y obtener así
una mayor discreción.
Zapadores Paracaidistas
Durante nueve años intensos, unos «comandos» españoles han cubierto nada menos que 42 rotaciones en Afganistán. Eran integrantes del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) del Ejército del Aire y tenían a su cargo dos cometidos básicos: uno, el Control Aéreo Táctico (TACP, Tactical Air Control Party ) para la conducción de los aviones aliados en las misiones de apoyo aéreo cercano; otro dar seguridad a las tripulaciones de los helicópteros AS-332 Super Puma de evacuación sanitaria del destacamento HELISAF. Se trata de dos actuaciones clásicas de estos «guerrilleros», especializados en la vertiente aérea de las operaciones especiales. Sus miembros son expertos en cometidos como los de guiado terminal de armamento, reconocimiento de objetivos para valorar los efectos de un ataque, obtención de inteligencia en territorio hostil, apoyo a los lanzamientos de personal y cargas y a las tomas de aeronaves en pistas no preparadas y recuperación de pilotos caídos o tripulaciones accidentadas en zona enemiga, entre otras acciones que complementan con cursos de supervivencia o con apoyos a otras unidades.
Localizado en la base aérea de Alcantarilla, en Murcia, el escuadrón se compone de casi 300 efectivos, de los que un porcentaje muy alto son cabos y suboficiales con una dilatada experiencia profesional. El EZAPAC se articula en diversas escuadrillas; la de Instrucción se centra en la formación de los recién llegados, la de Apoyo Operativo tiene un carácter más técnico y da cobertura a las comunicaciones, armamento, taller general, sanidad, automóviles o la sala de plegados, que es donde se efectúan las labores de montaje, plegado y verificación de los centenares de paracaídas automáticos y manuales que tienen a su cargo. La Escuadrilla de Fuerzas Especiales es la que aporta la capacidad propiamente de combate. Se distribuyen en Equipos Operativos, y cada uno de sus integrantes tiene una especialización principal y otra secundaria. Dos de ellos, por ejemplo, están especializados en el empleo de armas largas especiales para constituir un binomio de tiradores de precisión.
Guerra naval especial
Zapadores Paracaidistas
Durante nueve años intensos, unos «comandos» españoles han cubierto nada menos que 42 rotaciones en Afganistán. Eran integrantes del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) del Ejército del Aire y tenían a su cargo dos cometidos básicos: uno, el Control Aéreo Táctico (TACP, Tactical Air Control Party ) para la conducción de los aviones aliados en las misiones de apoyo aéreo cercano; otro dar seguridad a las tripulaciones de los helicópteros AS-332 Super Puma de evacuación sanitaria del destacamento HELISAF. Se trata de dos actuaciones clásicas de estos «guerrilleros», especializados en la vertiente aérea de las operaciones especiales. Sus miembros son expertos en cometidos como los de guiado terminal de armamento, reconocimiento de objetivos para valorar los efectos de un ataque, obtención de inteligencia en territorio hostil, apoyo a los lanzamientos de personal y cargas y a las tomas de aeronaves en pistas no preparadas y recuperación de pilotos caídos o tripulaciones accidentadas en zona enemiga, entre otras acciones que complementan con cursos de supervivencia o con apoyos a otras unidades.
Localizado en la base aérea de Alcantarilla, en Murcia, el escuadrón se compone de casi 300 efectivos, de los que un porcentaje muy alto son cabos y suboficiales con una dilatada experiencia profesional. El EZAPAC se articula en diversas escuadrillas; la de Instrucción se centra en la formación de los recién llegados, la de Apoyo Operativo tiene un carácter más técnico y da cobertura a las comunicaciones, armamento, taller general, sanidad, automóviles o la sala de plegados, que es donde se efectúan las labores de montaje, plegado y verificación de los centenares de paracaídas automáticos y manuales que tienen a su cargo. La Escuadrilla de Fuerzas Especiales es la que aporta la capacidad propiamente de combate. Se distribuyen en Equipos Operativos, y cada uno de sus integrantes tiene una especialización principal y otra secundaria. Dos de ellos, por ejemplo, están especializados en el empleo de armas largas especiales para constituir un binomio de tiradores de precisión.
Guerra naval especial
El tercer elemento de operaciones especiales de las
Fuerzas Armadas españolas
es el que organizó en 2009 la
Armada tras disolver las dos
unidades de la especialidad
que tenía constituidas hasta
entonces: la Unidad de Operaciones Especiales (UOE)
de la Brigada de Infantería de
Marina y la Unidad Especial
de Buceadores de Combate
(UEBC)
Comandante Gorordo.
Los efectivos de ambas fueron
en parte usados para formar
la Fuerza de Guerra Naval
Especial que tiene su base en
las instalaciones de la Estación Naval de la Algameca
(Cartagena). Sus miembros, un centenar y medio, proceden tanto
de la Infantería de Marina como del
Cuerpo General, y su orgánica se sustenta en elementos de mando y control,
de apoyo al combate (que incluyen núcleos especializados en comunicaciones, buceo y abordaje, paracaidismo o
el manejo de las potentes embarcaciones que usan en algunos de sus asaltos navales), y de apoyo de servicios
de combate, donde se conjugan tareas
que van desde el mantenimiento de armas y material al aprovisionamiento o
el transporte.
Su dilatado historial en apoyo a
operaciones anfibias o en cometidos
relacionados con el entorno naval y
costero, les lleva a estar capacitados
para realizar misiones de interdicción
marítima en las que se prevea una posible respuesta armada, liberación de rehenes en plataformas petrolíferas o buques, reconocimientos en aguas poco
profundas (especialmente antes de un
asalto anfibio), demoliciones submarinas o destrucción de determinadas instalaciones de alto valor.
También son especialistas en la adquisición de blancos y conducción de
fuego para que, tanto los aviones como
la artillería terrestre o naval, consigan
la mejor precisión en sus impactos. Su programa de entrenamiento incide en
este tipo de acciones y en aquellas que
implican el uso de lanchas rápidas y
helicópteros para efectuar inserciones
y extracciones.
Algunos miembros de la unidad reciben una formación específica como
tiradores selectos; otros, en el uso de equipos de guiado terminal láser, y algunos como expertos buceadores, capaces de operar con equipos de circuito cerrado que no emiten burbujas que
delaten su presencia.
Mando conjunto
Aunque los niveles de preparación y
eficacia operativa de nuestras fuerzas
de operaciones especiales están demostrados y son ampliamente reconocidos en el ámbito internacional, las Fuerzas
Armadas españolas carecen, de momento, de una estructura de mando y
control conjunta.
Para resolver esta carencia, el JEMAD ordenó la creación de un Núcleo
Coordinador de Operaciones Especiales
(NCOE) a nivel nacional, formado por
personal del Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire. Dicho núcleo se
constituyó en julio de 2013 y está integrado en el Mando de Operaciones del
Estado Mayor de la Defensa. El Núcleo
Coordinador es el embrión del futuro
Mando Conjunto de Operaciones Especiales (MCOE), que deberá estar constituido en 2015 y cuya misión será la asunción de todos los cometidos referentes a
esta especialidad en el ámbito conjunto.
El Mando estará capacitado para
la conducción, planeamiento y seguimiento de este tipo de operaciones y,
además de fomentar la acción conjunta
entre las unidades del MOE, el EZAPAC y la FGNE, tanto en lo relativo a
material como en procedimientos, servirá para integrar sus capacidades, es
decir, lograr la interoperabilidad entre
los «boinas verdes» y los medios aéreos
y navales que precisan para el desarrollo de sus misiones.
Fuente: http://www.defensa.gob.es/
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