El Ejército rechaza examinar a la capitán acosada sexualmente.


La capitán es condecorada por su labor en Kosovo.

La capitán Zaida Cantera, víctima del acoso sexual por el que un coronel cumple dos años y 10 meses de prisión, no tendrá tan fácil colgar el uniforme. El Mando de Personal del Ejército ha rechazado su petición para que se le abra un expediente de pérdida de condiciones profesionales o psicofísicas que, tras los correspondientes reconocimientos y pruebas médicas, podría conducir a su salida de las Fuerzas Armadas. El mando militar aduce que la capitán no cumple los requisitos para que se abra el expediente, pues no ha acreditado que la enfermedad que sufre sea irreversible o de incierta reversibilidad ni lleva un año de baja a causa de la misma.

En el escrito en el que pidió la apertura del citado expediente, la capitán calificó su situación en el Ejército de “insostenible”. Desde el 1 de julio de 2012, poco después de que culminase el proceso por acoso sexual, Cantera estuvo varios meses de baja médica con carácter intermitente, precisamente porque intentaba superar sus problemas y reiniciar su carrera, según fuentes de su defensa. Sin embargo, tras una serie de incidentes se la acusó de un delito de deslealtad, penado con seis años de cárcel, y se le abrió un expediente por falta grave, castigada con dos meses de arresto, sufrió una recaída en su enfermedad y desde enero pasado está de baja ininterrumpida. En su recurso contra la negativa del Ejército a someterla a un reconocimiento médico, la capitán alega que el Mando de Personal se ha limitado a aplicar las causas por las que, según el reglamento, es obligatorio realizarlo, pero no ha tenido en cuenta que, según la ley de Personal Militar, estas pruebas “se podrán realizar en cualquier momento, a iniciativa fundamentada del propio interesado o del jefe de su unidad, centro u organismo”. 

La defensa de la capitán sostiene que su petición está plenamente fundamentada con los 26 partes médicos e informes psiquiátricos al que añade uno del pasado 29 de julio que constata el empeoramiento de su estado y recuerda que el Mando de Personal puede ordenar cuántos exámenes y pruebas considere oportunas, por parte de los tribunales médicos militares, para comprobar su veracidad, por lo que considera que el rechazo a hacerlos supone un “castigo inmerecido” que la obliga a prolongar su actual situación. Para las mismas fuentes, la única explicación a esta negativa es que se quiere forzar a Cantera a que renuncie a la condición de militar; es decir, a que se vaya voluntariamente sin ningún derecho económico hasta la jubilación. Por el contrario, si se viera obligada a dejar su carrera por pérdida de condiciones psicofísicas, pasaría a retiro, una situación en la que percibe una pensión, mayor si llegara a demostrarse que el trastorno psiquiátrico que sufre es consecuencia de su paso por el Ejército, algo que la capitán aún no ha alegado. (Jesús.R.G.)


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