Ángel Liberal, capitán de navío retirado y diplomado de Estado Mayor, es una autoridad en cuestiones relacionadas con la defensa naval, la OTAN y Gibraltar. Desde hace más de treinta años estudia el problema de Gibraltar en todas sus vertientes, con una mayor dedicación a los aspectos militares relacionados con las posibilidades de la base británica. En abril de este año publicó un artículo titulado Barcos soviéticos en la colonia de Gibraltar en el blog del general Dávila que ahora cobra singular interés tras el incidente de las críticas de la OTAN a España tras la escala de una flotilla rusa en Ceuta.
Reproducimos el texto porque, seis meses después sigue teniendo
vigencia, y puede arrojar luz sobre determinados escándalos farisaicos: Parece que los Servicios de Inteligencia británicos esperan que la Sra Federica Mogherini (Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE) defienda los intereses británicos en Gibraltar en perjuicio de España, cosa que por su cargo no puede hacer. Hace unas semanas, un grupo de once parlamentarios europeos preguntó a
Mogherini si es consciente de las escalas que buques de la Marina rusa
hacen en Ceuta.
Les atribuyen un carácter fundamental para el mantenimiento de las
posiciones rusas en Ucrania y le preguntan si suponen una violación –por
parte de España- de las sanciones impuestas a Rusia por la anexión de
Crimea. Entre los once se encuentra un español, de Convergencia Democrática
de Cataluña, partido con inclinaciones conocidas hacia los intereses
británicos en Gibraltar. El resto son tres lituanos, dos letones, un
estonio, dos polacos, un belga y un danés. Creemos que la Sra Mogherini no se dejará enredar por las incoherencias británicas que, en este caso, se remontan a casi 50 años atrás.
Una base en Canarias
En efecto, a mediados del siglo pasado, los expertos en Agricultura soviéticos llegaron a la conclusión de que la harina de pescado era el mejor fertilizante para sus campos. Para conseguir las ingentes cantidades que necesitaban construyeron grandes flotas pesqueras.
En efecto, a mediados del siglo pasado, los expertos en Agricultura soviéticos llegaron a la conclusión de que la harina de pescado era el mejor fertilizante para sus campos. Para conseguir las ingentes cantidades que necesitaban construyeron grandes flotas pesqueras.
Las que navegaban por estas aguas salían de Odesa, faenaban en el banco sahariano (frente a Canarias) y volvían a la URSS. Un viaje muy largo así que esas flotas pesqueras hacían escala en Gibraltar, aunque se trataba de los peores tiempos de la Guerra Fría. Eran barcos erizados de antenas, normalmente acompañados de dos o tres buques factoría. Durante esos años, también entraban en Gibraltar barcos soviéticos dedicados al seguimiento de satélites, con dos o tres grandes antenas parabólicas en su cubierta. Gibraltar los acogía con interés, seguramente por el dinero que dejaban, pese a ser una base naval de un país de la OTAN y sede de un Mando aliado, enfrentado con el Pacto de Varsovia.
Los soviéticos se dieron cuenta de que el viaje de ida y vuelta les salía muy caro. Era mejor tener una base en Canarias enviando a los relevos en avión mientras los barcos permanecían en Las Palmas, en donde también podían hacer sus mantenimientos. Para conseguirla, se pusieron en contacto con la Subsecretaría de la
Marina Mercante española y empezaron a negociar un acuerdo, aunque no
existían relaciones diplomáticas entre España y la URSS. Las negociaciones se desarrollaron en Madrid y eran sobre todo
técnicas, con las delegaciones integradas por personas relacionadas con
la pesca. En un momento determinado, incluyeron a sendos diplomáticos. Por parte soviética fue Serguéi Bogomólov, años después embajador de
la URSS en Madrid. En la delegación española estaba Fernando Olivié,
Director General para Europa, que luego sería embajador de España en
varios países.
Recuperar Malvinas
El 11 de febrero de 1969, años antes de la muerte de Franco, se firmó el acuerdo entre España y la URSS por el que se estableció en Canarias una base para su flota pesquera. Como contrapartida política los soviéticos se comprometieron a no entrar en Gibraltar haciéndolo en su lugar en Ceuta. La OTAN no pudo decir nada porque en esas fechas España no estaba en ella; el veto británico se lo impedía. Tuvieron que levantarlo en 1982 cuando pidieron ayuda a los EEUU para recuperar las Malvinas.
El 11 de febrero de 1969, años antes de la muerte de Franco, se firmó el acuerdo entre España y la URSS por el que se estableció en Canarias una base para su flota pesquera. Como contrapartida política los soviéticos se comprometieron a no entrar en Gibraltar haciéndolo en su lugar en Ceuta. La OTAN no pudo decir nada porque en esas fechas España no estaba en ella; el veto británico se lo impedía. Tuvieron que levantarlo en 1982 cuando pidieron ayuda a los EEUU para recuperar las Malvinas.
Unos 47 años después de la firma del acuerdo hispano-soviético, ya no
existe la URSS ni el Pacto de Varsovia, desintegrados en 1991. Tanto
han cambiado las cosas que Rusia tiene en Bruselas una Misión Permanente
ante la OTAN. Además del personal diplomático incluye a dos generales,
tres coroneles, dos capitanes de navío y un teniente coronel. Ya no hay flotas pesqueras soviéticas en Canarias pero España y Rusia siguen cumpliendo lo acordado y se permite la entrada en Ceuta de barcos rusos.
Cuando se firmó el acuerdo, no existían las empresas privadas en la
URSS por lo que todos los barcos soviéticos eran de Estado, incluyendo
los que hasta entonces entraban en Gibraltar. Ahora, ocasionalmente, entran en Ceuta buques de guerra rusos. Esto
provoca el escándalo entre los círculos interesados británicos aunque
Ceuta nunca ha sido ni es una base naval como Gibraltar.
Es bien conocido el afán secular británico –y en especial el de sus
Servicios- por enredar en los asuntos internos de España, mucho más si
se trata del área del Estrecho. También es conocida su afición al
teatro. En consecuencia, han puesto en danza a sus conocidos actores
dedicados a obras relacionadas con Gibraltar. Todos ellos siguen el mismo texto escrito por una persona no
identificada; lo interpretan en Londres, Washington, Gibraltar y como
vemos, también en Bruselas. La calidad de las interpretaciones de los
actores británicos podemos calificarla de mediana pero la de los
españoles y especialmente la del norteamericano resultan patéticas. Se olvidan de que mientras nos vetaban la entrada en la OTAN, sí que
admitían las escalas de barcos soviéticos –cargados de antenas- en
Gibraltar, en plena Guerra Fría. Está claro que lo que entonces era
pésimo para España era bueno para el Reino Unido. (Jesús.R.G.)
Fuente: http://www.actuall.com/
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