El cóctel tiene lugar a bordo de un buque de Su Majestad… pero de
Reino Unido. ¿El lugar? El muelle 1 del Puerto de Málaga. Donde
habitualmente desembarcan los turistas de cruceros, esa noche tiene
lugar la recepción del HMS Duncan. Es el buque de guerra
operativo más moderno de la Royal Navy y se encuentra en la ciudad
andaluza de escala una semana antes de asumir el mando de una agrupación
naval SNMG-2 de la OTAN. En el hangar de este destructor, en un ambiente distendido, se citan
ciudadanos españoles y británicos expatriados, representantes de
asociaciones de empresarios, políticos, militares, policías, guardia
civiles, diplomáticos y periodistas. Todos ellos, unidos en torno a un
vino o refresco, conversan junto a los anfitriones en el acto organizado
por el Consulado. Y claro está, el fantasma del Brexit (o más bien el fin de las negociaciones con la UE) es el tema recurrente.
El comodoro Michael Utley, próximo mando de la agrupación
naval de la OTAN, agradece en primer término la cálida bienvenida que
les ofrece la ciudad de Málaga. En su brindis, destaca los desafíos
comunes que países como España y Reino Unido comparten en el ámbito de
la defensa y seguridad en el Mediterráneo, así como la cada vez mayor
presencia rusa en esta zona (submarinos incluidos). También en otros
lugares como Oriente Próximo o el Báltico. Sirva la presencia de este destructor de la «clase Type 45» en Málaga
y este mensaje de desafíos compartidos para reforzar una idea que desde
otras fuentes militares de la Royal Navy se transmite esa noche:
«Tenemos un mandato de nuestro Gobierno, el de impulsar las relaciones
de Defensa con nuestros aliados para que, consolidando esta acción
militar mutua, podamos elevar el buen entendimiento a la relación
política también».
EJEMPLO FRANCÉS
Así es, como ya se ha visto con Francia la semana pasada -Reino Unido
acaba de anunciar que participará en la misión francesa en el Sahel con
helicópteros Chinook-, el Gobierno británico quiere reforzar las
relaciones de defensa con España, las cuales por razones obvias
(nómbrese en este punto a Gibraltar) están sujetas siempre a los
vaivenes lógicos de las relaciones diplomáticas. «Estamos estudiando las diversas posibilidades que ofrece la
cooperación militar, como intercambios, maniobras o compartir mejores
prácticas, para identificar nuevas oportunidades de colaboración. Entre
ellas podría destacar el intercambio de información, la lucha
antiterrorista, la lucha contra las minas, la guerra híbrida y la guerra
cibernética. Espero que esta cooperación militar aumentada refuerce lo
que ya es una relación bilateral amplia y profunda», explica a ABC el embajador británico en España, Simon Manley, quien
ha extendido su mandato hasta 2019 por las negociaciones del Brexit,
que en España además deben completarse con la cuestión gibraltareña.
El embajador Manley observa que, «a través de unas Fuerzas Armadas
muy profesionales», España y Reino Unido cooperan exitosamente en
operaciones internacionales: «Ya sea con la OTAN, la ONU o la UE (una
combinación que no es tan habitual). Por ello, inevitablemente estamos
deseosos de hacer más cosas juntos, aprovechando los éxitos de, por
ejemplo, la VJTF». Esa «VJTF» a la que se refiere Manley responde a las siglas en inglés
de la Fuerza de Muy Alta Disponibilidad de la OTAN, que el pasado año
comandó un general británico teniendo entre sus unidades disponibles a
una compañía de La Legión española. Fruto de ese interés por reforzar las relaciones mutuas de defensa,
en los últimos meses se han producido movimientos que indican la mayor
disponibilidad de España y Reino Unido a colaborar en materia de
defensa.
VISITA DEL JEMAD
A finales de noviembre el jefe de Estado Mayor de la Defensa (Jemad)
británico, el general del Aire Stuart Peach tuvo encuentros al más alto
nivel militar y visitó algunas instalaciones de la OTAN en nuestro país.
Tanto Peach como su homólogo español, el general Fernando Alejandre,
manifestaron su compromiso de «continuar trabajando juntos en temas que
nos afectan a todos más allá de la salida del Reino Unido de la Unión
Europea».
El Jemad español, Fernando Alejandre, muestra a su homólogo inglés una réplica del mapa de Juan de la Cosa / EMAD
Otro encuentro al más alto nivel, y que no fue publicitado como el caso del Jemad, fue la visita de Nick Gurr, director de Política de Seguridad Internacional
del Ministerio de Defensa británico. En sus encuentros insistió en que
España y Reino Unido seguirán siendo aliados tras la salida del Reino
Unido de la UE. En un encuentro con ABC, insistió en la necesidad de «seguir
desarrollando, incluso más, las relaciones de defensa tanto en el ámbito
de la OTAN como de modo bilateral». Una de las cuestiones pendientes
por decidir será la futura sede del cuartel general de la Operación
Atalanta de la UE contra la piratería en el Índico, que actualmente se
encuentra en la ciudad inglesa de Northwood. Una decisión aún no tomada y
para la cual España ha postulado la base gaditana de Rota.
En el ámbito de defensa, una de las cuestiones que preocupan al
Gobierno británico es el factor industrial. Sobre todo, habida cuenta de
la dependencia que las compañías británicas tienen de la cadena de
suministros provenientes de la UE. En este punto, Gurr se muestra optimista y no cree que el acuerdo
final vaya a impedir el normal funcionamiento de la industria de defensa
británica: «Creemos que un mercado abierto de defensa beneficia a todos
los países europeos. Queremos asegurarnos de que el dinero gastado en
defensa ofrezca la mejor capacidad posible para Europa y para la OTAN, y
que la colaboración industrial exitosa que disfrutamos con los socios
europeos, incluido España, no se vea afectada».
Un general británico, con la Legión española
COMPRA CLAVE DE ROLLS-ROYCE
Quizás para evitar algún contratiempo industrial post-Brexit en el
plano industrial también se han producido durante los últimos meses
operaciones que refuerzan el nexo de defensa entre España y Reino Unido.
Por ejemplo, el Consejo de Ministros autorizó el 7 de diciembre la
venta del 53,1 por ciento de la empresa «Industria de Turbopropulsores»
(ITP) a la británica Rolls-Royce, que pasaba así a adquirirla en su totalidad (ya contaba con el resto de la empresa).
ITP es una empresa clave que forma parte de los consorcios europeos
que fabrican motores de aviones (A400M o Eurofighter, en servicio ambos
también en Reino Unido). Aunque se aseguraba su españolidad y se nombró
de presidente de la filial al exministro Josep Piqué, no cabe duda de
que se trata de un movimiento estratégico del Reino Unido ante un
escenario post-Brexit. Al menos en materia de defensa, Londres ya
empieza a mover ficha. También en España. (Jesús.R.G.)
Fuente: http://abcblogs.abc.es/
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