“No es lo mismo disparar un fusil de precisión a
40ºC que a -21 ºC. Todo influye. La sensación térmica, el equipo, la
nieve, el viento… y aquí debemos entrenar eso”. Al habla telefónica se
explica el teniente Juan Antonio Gallego, jefe de sección de armas de apoyo del contingente español desplegado con la OTAN en Adazi (Letonia), a 200 kilómetros de la frontera rusa. Durante el frío invierno báltico, que también ha
incluido el temporal conocido como “la Bestia del Este”, los soldados
españoles de la Brigada Guzmán el Bueno X (Córdoba) han aprovechado para poner a prueba su destreza militar en un escenario de frío extremo. “Uno de los ejercicios específicos consistía en realizar tácticas de supervivencia durante cinco días con el pelotón. Incluía marchas por la nieve de 10 kilómetros diarias
con temperaturas de -9/-10ºC, atravesar ríos con tirolinas, prender
fuego con yesca o madera, construcción de refugios provistos solamente
de un hacha y un machete o la evacuación de un combatiente por
hipotermia”, relata el teniente Gallego.
Ejercicio de supervivencia de la OTAN en Letonia con militares españoles y de otros países
Él mismo protagonizó el vídeo de la OTAN donde se
daba cuenta de este tipo de entrenamientos a los que la Alianza
Atlántica concede cada vez más importancia dada la tensión en el
escenario báltico –con un despliegue aliado sin precedentes de unos 4.000 soldados en Estonia, Letonia y Lituania– y a una posible traslación al Ártico de la “nueva guerra fría” con Rusia.
Desde que este contingente español se encuentra
en Letonia se han venido enfrentando a mínimas que han alcanzado los
-21ºC (el 24 de enero). “Durante el último temporal de frío la máxima no
subió de -12 grados, siendo eso un día muy suave. Aunque lo peor es el
viento que provoca sensaciones térmicas de -30 ºC, sin exagerar, y oscilando entre -25 y -30 grados esa sensación durante las mañanas de los días del último ejercicio”, explica el teniente. En ese citado vídeo de la OTAN el teniente
Gallego se sumergía como “prueba final”, a modo de bautismo gélido, en
un lago helado en el que previamente “cortó un rectángulo de hielo”.
Entrenaban cómo salir del agua helada con la mochila puesta. Salió indemne.
España despliega en estos momentos en la base de Adazi (a 20 kilómetros de Riga)
un contingente de 322 efectivos, que se encuadra dentro de un batallón
multinacional liderado por Canadá y formado por 1.300 efectivos. Junto a
Canadá y España despliegan también polacos, italianos, eslovenos,
albaneses y eslovacos. Esta nueva misión se conoce como “Presencia Avanzada Reforzada” (eFP, en sus siglas inglés) y fue lanzada por la OTAN en la Cumbre de Varsovia (2016)
con el objetivo de reforzar la seguridad de los países bálticos, que
sienten la amenaza de Rusia más cercana tras la guerra en Ucrania y la
anexión de Crimea en 2014. En Estonia (Tapa) y Lituania (Rukla) despliegan otros dos batallones multinacionales liderados por británicos y alemanes. “Nuestra misión es contribuir a la disuasión y,
llegado el caso, contribuir a la defensa de Letonia y resto de los
países bálticos. Con esta acción demostramos nuestro compromiso y
solidaridad con nuestros aliados. Somos un socio sólido, fiable y
competente para el resto de países de la OTAN”, apunta el jefe del
contingente español, el teniente coronel David Tarifa.
La gran particularidad del despliegue español es
que por primera vez se ha enviado a una misión exterior unidades
acorazadas y mecanizadas. Es decir, se han desplegado carros de combate Leopardo 2E (seis) y vehículos de combate Pizarro (cartoce). “Las capacidades que aporta España se encuentran a la vanguardia tecnológica
de todo el despliegue de la OTAN. Aportamos además la mayor potencia de
combate”, explica reconociendo que “es un escenario al que no estamos
acostumbrados”. Además, el despliegue español incluye vehículos Vamtac armados con misiles contracarro Spike,
de fabricación israelí. Se trata de un misil de cuarta generación, de
la familia «fire & forget» (dispara y olvida) que no requiere ser
guiado después de su lanzamiento tras introducir las coordinadas del
objetivo.
Las temperaturas gélidas también están incidiendo en el funcionamiento de los Leopardo 2E, los Pizarro. El capitán Francisco José Iglesias,
jefe logístico, nos aporta la clave: “En España tenemos dos tipos de
carburantes, un gasoil de verano y otro de invierno que nos sirve hasta
temperaturas de -15ºC. Aquí utilizan solo uno, el Artic 1, que nos
permite operar en condiciones de hasta -30ºC”. Revisiones más específicas y más tiempo de calentamiento para arrancar los carros o vehículos son otras claves. El jefe de carro Juan Luque
advierte que lo peor para el Leopardo 2E no es tanto el frío sino el
terreno arenoso y las placas de hielo: “Se han llegado a hundir hasta un
metro y medio de profundidad, incluso con tubos de escape hundidos.
Pero salen airosos”. ¿Y dentro del carro de combate hace frío? “Nada. Calefacción a tope y como si fuera un día cualquiera en España”. (Jesús.R.G.)
Fuente: http://abcblogs.abc.es/
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