El quirófano de aeronaves.

Helicópteros de la Décima Escuadrilla se ponen a punto en el taller de fuselajes del Segundo Escalón en Rota, una nave que ha sido recientemente reformada.
Helicópteros de la Décima Escuadrilla se ponen a punto en el taller de fuselajes del Segundo Escalón en Rota, una nave que ha sido recientemente reformada 
Personal de la unidad en el banco de pruebas de turbinas.
  Personal de la unidad en el banco de pruebas de turbinas
Un helicóptero de la Quinta escuadrilla de la Flotilla de Aeronaves en revisión.
  Un helicóptero de la Quinta escuadrilla de la Flotilla de Aeronaves en revisión
El interior de un 'SH-60B' totalmente desmontado por dentro e inspeccionado por los operarios.
  El interior de un 'SH-60B' totalmente desmontado por dentro e inspeccionado por los operarios. fito carreto

Impresionantes turbinas de Harrier quedan a la vista; helicópteros SH-3D dela Quinta escuadrilla y SH-60B de la Décima aparecen con su interior totalmente destripado; un motor de un H-500de la Sexta se pone a punto en el banco de pruebas y personal de la Armada realiza un trabajo minucioso sobre una tarjeta en una estación de microsoldaduras. 

Entrar en las instalaciones del Segundo Escalón de mantenimiento de la Flotilla de Aeronaves, en la Base de Rota, ofrece imágenes que no se ven todos los días, lo que nos hace poner más de una cara de sorpresa y abrir bien los ojos para no perdernos nada. "Es la cara B", cuenta el capitán de fragata Juan Carlos Guitian, jefe de producción del Segundo Escalón de la FLOAN, que nos acompaña a realizar un recorrido por los talleres y laboratorios con los que cuenta esa unidad. "Yo he estado pilotando mucho tiempo, pero uno no es consciente de todo el trabajo que hay detrás, una labor un poco oculta pero fundamental", valora. Son 164 militares los que están dedicados en Rota a estas tareas de mantenimiento -a los que hay que sumar los 35 de una UTE destacada allí-, de los que se resalta su especialización. Normalmente, es personal que ya ha estado destinado antes en alguna de las escuadrillas de la Armada, donde se emprenden las primeras inspecciones. El mantenimiento de mayor entidad se realiza en estas instalaciones, "revisiones en profundidad" donde se desmantelan por completo las aeronaves en busca de "cualquier tipo de fallo o grieta que pueda causar un daño mayor y repararla". 

En el taller de fuselajes se realizan inspecciones estructurales buscando corrosiones con rayos X, luces ultravioletas, líquidos penetrantes en sus laboratorios; en el taller de turbinas se vigila cada planta de potencia en mantenimientos overhaul y en el de aviónica se revisan los sistemas electrónicos: radares, sistemas de lanzamiento de armas, de navegación... todo lo que esté a su alcance. Porque, como reconocen, hay ciertos trabajos que se les escapan y que pasarían a lo que se llama "cuarto escalón", donde las reparaciones las hacen los propios fabricantes o se externalizan. Pero en el Segundo Escalón el trabajo es constante, "es realmente un gran abanico de actividades y de especialidad tremenda", explica Guitian "Y están entrando constantemente aeronaves, sobre todo helicópteros, porque para los de ala fija -el Harrier y el Cessna, de la Novena y Cuarta escuadrilla- tenemos capacidad para ciertos equipos pero la inspección de fuselaje se hace en Airbus en Sevilla". Labores que van desde el trabajo más meticuloso hasta la importante tarea de tener ordenadas todas las piezas en las estanterías del taller de fuselajes, o a la fundamental labor del almacén de repuestos. 

En el edificio de las oficinas, abajo, está este almacén encargado de pedir y gestionar todo lo que se va necesitando, por ejemplo, para las misiones en el exterior. Todo lo abordan en el Segundo Escalón. En las instalaciones de estructuras al fin se trabaja con otra luz. "Se ha cambiado totalmente la cubierta y se han colocado unas claraboyas que le han dado otro aspecto al taller. Es como el día y la noche", asegura el jefe de producción. Ya dentro de la nave vemos al menos cinco helicópteros destripados, de la Quinta y la Décima escuadrillas de la Flotilla de Aeronaves de la Armada (todas con base en Rota menos los drones de la Undécima, que están en Torregorda). En su interior trabajan inspeccionando cada detalle, unas revisiones completas que pueden tardar varios meses en finalizarse. Dentro de esa misma nave hay distintas dependencias. En el taller de materiales compuestos revisan las palas de un helicóptero, de un SH-3D, y en la sala de ensayos no destructivos utilizan técnicas -luz ultravioleta, corrientes inducidas, rayos X, ultrasonidos "como en una ecografía de una embarazada"- para poder observar la más mínima "fractura en el material que pueda generar un fallo catastrófico". Con esto la detectan incluso antes de que sean visibles, explica su responsable.
El jefe del taller de turbinas, Rafael Sánchez Domingo comenta cómo todo su equipo, desde la tropa hasta los mandos, aportan en las revisiones que hacen en este lugar único en Europa, donde sólo hay personal de la Armada. Cuando lo visitamos, hay tres impresionantes turbinas de Harrier en mantenimiento. Ponerlo a punto es una tarea de meses. Antes de volver a volar, los motores pasarán por otro lugar que llama la atención: el banco de pruebas de turbinas. Ahora lo hacen con una planta de potencia de un helicóptero de la Sexta escuadrilla. "Cuando está en marcha hace un ruido impresionante", comentan cuando nos metemos dentro a verlo muy de cerca. "Aquí simulamos las peores condiciones a las que se pueda enfrentar en un vuelo real". Más queda por mostrar. Toda la zona de aviónica. Los sistemas electrónicos de las aeronaves (sistemas de comunicación, de armas, radares,...) se revisan en esta parte del Segundo Escalón, donde cuentan "con estaciones de comprobaciones automáticas, bancos de trabajos manuales y una instalación base para la reparación de microsoldaduras que apoya a todo el taller", manifiesta su jefe, que explica algunos detalles de los trabajos. 

En microsoldaduras están reparando una tarjeta; en la sección de bancos automáticos, preparado para cinco tipos de aeronaves, hay radares en revisión; y también cuentan con una sección de elementos de visión nocturna. Todo llama la atención para quien no está acostumbrado a ver estas aeronaves desmembradas por completo para que luego puedan cumplir su función, para que luego no haya un desenlace indeseado. "Todo mantenimiento que se haga sobre una aeronave tiene que estar perfectamente especificado por unos ingenieros habilitados para ello y siguiendo el Reglamento de Aeronavegabilidad de la Defensa; como dicen los americanos, by de book, sin saltarse un solo paso, y para lo que contamos con una oficina técnica", asegura el jefe de producción. El alma de todo son las más de 160 personas de la Armada y trabajadores de la UTE, que dan forma a esta cara B de la Flotilla, las que operan en este particular quirófano de aeronaves para que, de nuevo, despeguen.

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