Llevan
horas sin moverse, controlando cuerpo y mente, hombro con hombro,
equipados con el traje de camuflaje. El binomio de tiradores de
precisión sabe que cuanto más se muevan, más se exponen al enemigo, que
de su fortaleza física y mental depende el éxito de la operación y que,
una vez efectuado el tiro, deben tener clara la vía de salida.
Todo lo
han planeado antes, en un trabajo arduo, de mucho tiempo. Uno de ellos
porta un fusil de precisión con alcance de hasta 2.200 metros, usado
contra vehículos y el otro, contra personal, con una distancia de 1.200
metros. Aunque en este caso están realizando un ejercicio de
adiestramiento, los tiradores de precisión cada vez son más demandados
para participar en misiones internacionales, por ello, como el resto de
la treintena de infantes de Marina que componen la Compañía de Reconocimiento y Adquisición de Blancos (o TAR, por sus siglas en inglés: ‘target, acquisition, reconnaissance’), su entrenamiento es diario. Esta compañía se encuadra en el batallón de Cuartel General de la brigada de Infantería de Marina ‘Tercio de Armada’,
situada en San Fernando. Su labor callada, de cuerpo de élite en
continua formación y alistamiento, pasa prácticamente desapercibida a
pesar de que son la vanguardia de este cuerpo de la Armada Española.
La Compañía TAR se creó hace seis años, en 2012, como consecuencia de la integración de la antigua Unidad de Reconocimiento en el batallón de Cuartel General. Heredera, a su vez, de la Unidad de Operaciones Especiales, que en 2009 se trasladó a Cartagena para formar, junto a la Unidad de Buceadores de Combate, la Fuerza de Guerra Naval Especial. «Cada batallón de desembarco del Tercio de Armada tiene su propia sección de reconocimiento, el equivalente, un paso por encima, es que el general necesita una compañía con capacidades ISR (inteligencia, vigilancia y reconocimiento), que somos nosotros», explica el teniente coronel FranciscoGuerrero Mayor, jefe de la Compañía TAR. «Entre nuestros cometidos se incluye el reconocimiento de playa previo a los desembarcos anfibios», para informar de las características de la misma y guiar a las «primeras olas de embarcaciones», detalla el capitán Manuel Cerdido, que se encarga de administrar la Compañía, compuesta por una sección de apoyo, otra sección a pie, que incluye un pelotón de tiradores de precisión y dos secciones motorizadas.
Terrestre, aéreo o naval
La Compañía TAR tiene capacidades de observación y reconocimiento,
adquisición de blancos y control del apoyo de fuegos y movilidad,
incluyendo la inserción o extracción de personas mediante técnicas
específicas como paracaidismo, buceo, embarcaciones o spie-rig (método
rápido de extracción de personal en helicóptero a través de cuerdas). Para ello, dispone de material «numeroso y variado»,
aseguran. La sección motorizada está dotada de tres vehículos Uro
Vamtac ST5, de los que se prevé adquirir más debido a su buen resultado y
capacidades, así como Hummer, vehículos ligeros y remolques para
embarcaciones. De estas últimas tienen varios modelos «es un medio de
inserción con motor de 25-30 caballos, que puede ser lanzada plegada
desde un helicóptero tanto de día como de noche y llevar entre seis y
ocho personas, dependiendo del equipo que éstas porten», cuenta el cabo
primero Ángel Rico, cuyo cometido es hacer de enlace entre cabos y
soldados y el resto de la cadena de mando de la Compañía TAR. Asimismo, cuentan con equipos de buceo autónomo con ordenador y brújula. Y es que, los buceadores
de esta compañía del Tercio de Armada se adiestran de forma periódica,
al menos una vez al mes, con la Unidad de Buceo de Cádiz, situada en la
Estación Naval de Puntales.
Para los saltos paracaidistas disponen de paracaídas de apertura automática (que se abre accionado por una cuerda que se engancha al helicóptero antes de saltar) y manual. «Todos son plegados por un plegador que tiene un curso de formación específico, excepto el de apertura manual, que cada uno pliega el suyo», explica el cabo Miguel Márquez, encargado del mantenimiento de los paracaídas. Además, la compañía tiene material de escalada y equipo específico para adiestramiento invernal. Así como equipos de comunicación en cifrado con un alcance ilimitado y cámaras de fotos y vídeo con capacidad diurna y nocturna y alcance de hasta un kilómetro y medio. Y, por supuesto, con un amplio abanico de armamento, desde pistolas, subfusiles, escopetas, ametralladoras pesadas y medias o fusiles de precisión. «Dependiendo de la misión se elige qué armamento utilizar y con qué configuración, como visores de precisión, holográficos, linternas o infrarrojos», puntualiza el sargento Raúl Gil, suboficial de uno de los equipos operativos y encargado, junto con otro suboficial y dos tenientes, de planear el adiestramiento de los componentes de la compañía.
Y es que el adiestramiento
en esta unidad de élite es continuo. Tanto es así que cuentan con un
plan mensual en el que se especifican todas las maniobras y que va
cambiando en función de los ejercicios que se van organizando y en los
que participa la compañía, tanto a nivel nacional como internacional,
por lo que también elaboran un plan semanal específico. Solo durante el último año la Compañía TAR ha participado en numerosos ejercicios y maniobras,
entre las que destacan el ejercicio ‘Woodex’, en Italia, dentro de la
de la Fuerza de Desembarco Hispano-Italiana (SILF); el ejercicio ‘Long
Precision’, de tiradores de precisión y organizado por el Ejército de
Tierra; ejercicios de adiestramiento paracaidista (sobre tierra, mar,
diurnos, nocturnos, en apertura manual o automática), en colaboración
con la US Navy en la Base Naval de Rota; ejercicios de tiradores de
precisión en Cerro Muriano (Córdoba), Álvarez de Sotomayor (Almería) y
Campo de Maniobras de la Sierra del Retín y en ejercicios anfibios y
terrestres integrados en la Brigada de Infantería de Marina, como
‘Flotex’, ‘Marfibex’ o ‘Adelfibex’.
«Creo que es la compañía más
activa del Tercio de Armada», afirma el teniente coronel Guerrero, «está
constantemente preparándose para cumplir sus cometidos». Además,
destaca la alta especialización de su personal, que en una parte viene
destinado y, en otra seleccionado entre los miembros del Tercio de
Armada. «Una vez al año hacemos un proceso de captación
y un pequeño curso de tres semanas», explica el jefe de la Compañía
TAR. «Cogemos a lo mejorcito que hay, gente voluntaria, ya que este es
un destino muy exigente tanto física como psíquicamente», puntualiza.
Unos profesionales que ahora esperan la oportunidad de participar en
misiones internacionales, para lo que se preparan sin descanso.
Fuente: http://www.lavozdigital.es/
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