El 4 del 4 del 2004, el último gran combate de los soldados españoles en Nayaf, Irak.

El 4 del 4 del 2004, el último gran combate de los soldados españoles en Nayaf, Irak

El 4 de abril del año 2004 nuestros soldados sostuvieron en Nayaf un duro y prolongado combate, de los de verdad, cuya gravedad resulta poco conocida. ¿No sabes en qué consistió y cuál fue el detonante?

La fecha es muy fácil de recordar: el 4 del 4 del 4. No es del todo conocido lo que de meritorio y hasta de heroico, hubo entre aquellos españoles, unos soldados adiestrados y motivados que supieron cumplir muy bien con lo que en ese momento tocaba: defender con las armas la base española de Nayaf y rescatar a los camaradas de armas de El Salvador de un peligroso asedio. Nayaf es una ciudad situada a unos 160 km al sur de Bagdad y capital de su provincia. Con motivo de la participación española en la pacificación de Irak, se instaló en sus inmediaciones la base española llamada Al Andalus, denominación que pretendía establecer un puente entre los españoles y los musulmanes de la zona que facilitara las relaciones entre las respectivas autoridades y personas. Cerca de ella estaba la base de las tropas salvadoreñas.

La especial consideración de Nayaf por los chiíes
El cementerio musulmán de Nayaf

Según la tradición, en Nayaf está el lugar de enterramiento de Alí ibn Abi Talib -598-661-, primo y yerno de Mahoma y la primera persona que se convirtió al Islam. Para la rama de los chiíes, es su primer imán, el imán Alí, el legítimo sucesor de Mahoma junto con sus propios descendientes. Nayaf es, pues, una ciudad muy importante para los musulmanes en general y para los chiíes en particular, y a donde peregrinan en un número muy importante tras La Meca y Medina, en Arabia Saudí. Es famoso su gigantesco cementerio que fue creciendo a lo largo de los siglos por el deseo de los devotos de ser enterrado cerca de su imán.

Ya en los tiempos recientes, en Nayaf, en 2004, estaban funcionando unos tribunales autónomos que sólo aplicaban la ley de la 'sharía' y cuya independencia, o capacidad de atracción de partidarios, resultaba un obstáculo para la evolución de Irak hacia un estado integrado y, en consecuencia, su pacificación. En esos días, además, en Nayaf se concentraba un elevado número de peregrinos a causa de una de sus celebraciones.

Un aliado poco leal

Todo empezó con una acción muy poco elegante de nuestros aliados estadounidenses –motivada, se dijo, por los desencuentros previos entre los respectivos generales en jefe- cuyas negativas consecuencias recayeron sobre los españoles. Días atrás, el 31 de marzo, en Faluya, ciudad al oeste de Bagdad, una emboscada de los iraquíes insurgentes causó la muerte a cuatro 'contratistas' de EE.UU. –entiéndase escoltas civiles de la compañía Blackwater- cuyos cadáveres fueron salvajemente ultrajados, provocando en el mando estadounidense varias reacciones. Una de ellas fue ir a capturar a Mustafa al Yacubi, segundo del líder religioso Muqtada al Sadr, la cabeza de los chiíes de Nayaf y de un llamado 'Ejército de Al Mahdi', que se había convertido en el gobernante de la ciudad y líder de la insurgencia anti presencia occidental. El 2 de abril, tropas de EE.UU. enviadas a esta misión llevaban, se dijo, uniformes de campaña españoles, hablaban español y que, incluso, llevaban la bandera española en la manga izquierda. Además, tras capturarlo, dejaron creer que se lo llevaban a la base española Al Andalus. 

De hecho, al día siguiente 3 de abril, la esposa del imán se presentó en la entrada para reclamar su puesta en libertad, a la vez que le llevaba ropa y alimentos. Incluso la CNN difundió la autoría española de la captura de Al Yacubi. La peligrosa situación que creó la desleal acción de las tropas de EE.UU. "fue lo más parecido a una patada en los huevos", una frase que se atribuye al general Fulgencio Coll –posteriormente JEME-. Así se describe el destrozo que causaba a las relaciones que el mando español estaba manteniendo con las autoridades locales de Nayaf para pacificar la zona y que, por sus éxitos, merecieron el título de "modelo español". Incluso el mando estadounidense recomendaba a los generales de las brigadas polaca y ucraniana que sus respectivas tropas lo aplicaran. La irritación por la captura de Al Yacubi llevó a un millar de seguidores de Al Sadr a concentrarse amenazadoramente ante la entrada a la base española. Por la noche, hubo disparos de fusil y de mortero contra ella y también contra la base inmediata de las tropas hondureñas.

El 4 de abril de 2004

A media mañana, los crecientes disparos desde edificios cercanos que dominaban la base revelaron el inicio de un ataque en toda regla y no tardó en producirse un intento de asalto. En Nayaf entero la insurgencia había tomado la iniciativa superando a la ineficiente o dubitativa policía iraquí -muchos de sus miembros eran simpatizantes del chiísmo y de Al Sadr-. En el interior de la ciudad, un destacamento de tropas salvadoreñas quedó rodeado y atacado en un edificio de la policía iraquí y en la cárcel contigua. Cuando pareció inminente el asalto de los milicianos a la base y se dio la orden: "Fuego a toda persona que vaya armada". Aquí empezó de verdad el combate: disparos de fusil y de ametralladora de los de Infantería; y, por encima de las ráfagas, destacaron los disparos de los cañones de 25 mm de los blindados de Caballería.


Los defensores de la base recibían, además de los disparos de los fusiles de asalto AK 47, cohetes RPG y fusiles de precisión. Una furgoneta blanca llena de atacantes que se acercó a toda velocidad quedó convertida, a tiempo por los disparos de cañón, en una hoguera. E igual consiguieron con un camión. Ante la entrada de la base fueron aumentando las bajas causadas en las filas insurgentes. A las dos horas del combate, llegaron dos helicópteros de ataque estadounidenses, los 'Apache', que, entre otros fuegos, arrasaron un edificio desde el que se disparaba contra los españoles, y varios helicópteros de transporte 'Blackhawk' que dejaron en la base tropas estadounidenses de refuerzo. Blackwater también envió refuerzos. Al acabar el día, también llegan también a la base contigua de los hondureños refuerzos estadounidenses importantes.


Helicóptero de ataque Apache

El arrojo de los salvadoreños
En un momento en el que parecía que los ataques de la insurgencia decrecían, se vió con asombro cómo desde la base salvadoreña salió un destacamento que se dirigía a la ciudad. Verles avanzar valerosamente en una situación tan comprometida y peligrosa como la que había hizo cambiar la opinión que algunos españoles tenían de ellos: "Son como rocas".
¿A qué se debió esta salida de las seguras protecciones de su base? Iban a rescatar a sus compañeros asediados en el interior de Nayaf. Sin embargo, la extensión de los ataques de la insurgencia consiguieron frenarles y también quedaron rodeados.

Los españoles al rescate de los salvadoreños
Blindado BMR de Infantería -izquierda- y Blindado VEC de Caballería -derecha-

Era el momento de salir a ayudarles. El mando español designó la sección de blindados del alférez Guisado para que saliera a proteger el repliegue de los soldados salvadoreños, tanto los del interior de Nayaf como los que habían salido a buscarles. Salieron los blindados y avanzaron protegiéndose unos a otros atentos a defenderse de nuevos ataques. Los disparos de los iraquíes procedían sobre todo de las terrazas de las casas. Sobre algunas de ellas, desde las que salían los disparos sobre los salvadoreños, se centró el fuego de las armas españolas.

Tras combatir muy duramente, la columna española regresó sin sufrir bajas a la base, consiguiendo replegar sólo una parte de los salvadoreños. Lamentablemente, éstos, en los combates anteriores han tenido un soldado muerto y varios heridos, y en Nayaf quedaban más salvadoreños asediados. El alférez Guisado, en un gesto que le honra, decidió volver a salir con su sección para rescatar al resto de salvadoreños que aún seguían atacados. Él les había dicho que regresaría a por ellos y tenía que hacerlo. No hizo caso de la oportunidad de ahorrarse combatir de nuevo, pues ya estaba lista otra sección de blindados para la segunda operación de rescate.

¿Qué pasa en un combate?

Sólo quien haya oído el espeluznante impacto de veinte proyectiles de 7,62 estrellándose en un instante a unos palmos de su cabeza puede empezar a aproximarse a las experiencias de nuestros soldados que han combatido en primera línea.

En realidad, los ciudadanos españoles no saben por lo que han pasado o pueden pasar nuestros soldados que envía el Gobierno a una misión en el exterior para aumento de nuestra seguridad. Los españoles no saben prácticamente nada y lo que trasciende viene presentándose como simples acciones casi sin consecuencias o acciones aparentemente irrelevantes, que contrastan mucho con los relatos que otros han compuesto sobre, por ejemplo, cómo era el día a día en Irak o Afganistán y de los que se deduce que lo que había se llama guerra. Para aproximarnos a cómo nuestros soldados llevaron a cabo las misiones asignadas en Irak, hemos de acudir a militares y periodistas extranjeros que se incrustaron en las unidades de primera línea. La cuestión importante no es conocer las órdenes de operaciones, los despliegues o las grandes acciones. 

Lo que falta por conocer bien es la vivencia del combatiente en primera línea. Se argumentará que la literatura disponible y más abundante se refiere a las tropas estadounidenses y británicas, y que sus operaciones de combate no son equiparables a las de pacificación asignadas a nuestras tropas. Siendo aproximadamente así, no es menos cierto que un fusilero que sufre cerca de su cuerpo el impacto de una bala de un fusil de asalto que le buscaba a él, o el hecho de que él ha de apuntar bien al enemigo armado y que ha de darle para que no cause bajas entre sus camaradas, o que, ahogado por el calor y aplastado por el peso del armamento y equipo, siente que se asfixia a los pocos metros de carrera, da igual si es de Texas, Birmingham o Sevilla. Para hacerse una idea de lo ocurrido el 4 del 4 del 4, es decir, el ir callejeando por una ciudad sublevada y recibiendo disparos desde las terrazas, convendría recordar algunas secuencias de la película 'Blackhawk derribado' -2001-. (Jesús.R.G.)

Fuente: http://www.onemagazine.es/

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Comentarios

  1. Sobre este tema destaca sobre manera el libro "Y al final la guerra", muy recomendable para hacerse una idea del día a día de las tropas españoles y su indosicracia a la hora de afrontar la misión

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  2. En realidad el llamado modelo español era una KK consistía en dejar hacer a los radicales lo que les diera la gana con tal de que no nos atacaran. No hubo mala fe por parte del US ARMY, sino incapcidad para salir de las lecciones de Bosnia. Iraq, no era Bosnia, ni Kosovo, pero se quiso actuar igual. Y así los radicales formaron sus tribunales delante de nuestras narices sin que hicieramos nada. Sino hacíamos nada, alguien tendría que hacerlo ¿no?

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