Militares españoles en la Blue Line: calma tensa entre Líbano e Israel.




24 horas al día, siete días a la semana, 365 días al año. Las patrullas de los militares españoles por la Blue Line no se detienen en ningún momento. Horas y horas recorriendo la línea virtual que separa Líbano e Israel. Patrullas de entre 2 y 4 horas por pelotón, con unos recorridos de unos 60-80 kilómetros y en los que se alterna el recorrido en los blindados Lince, a pie y desde los puntos de observación. No se trata de una frontera internacional, sino de una línea de alto el fuego que marca el repliegue de las tropas israelíes. Oficialmente, ambos países se encuentran todavía en estado de guerra. La misión FINUL de las Naciones Unidas controla los 121 kilómetros de extensión que tiene. El contingente español, que está al mando del sector Este, es el responsable de 63 de esos kilómetros.

En algunas zonas la Blue Line está marcada con bidones pintados de azul situados sobre estructuras cilíndricas de cemento. En otras pasa por en medio del cauce de un río. También hay áreas en las que Israel ha construido un doble vallado lleno de sensores y cámaras de todo tipo para impedir que los terroristas de Hezbolá penetren en su territorio para atentar. Y a esto se unen campos de minas a ambos lados. No sólo con patrullas se garantiza la seguridad en la zona. Los militares españoles usan también varios puestos de observación construidos junto a la Blue Line para impedir que ninguna de las dos partes viole la resolución 1701 de las Naciones Unidas. Deben evitar que en la zona sucedan actividades que puedan considerarse hostiles y que puedan desencadenar escaladas de tensión. La situación ahora mismo es de "calma tensa", según explica el sargento Francisco Javier Naranjo. Pero todo puede cambiar en un instante. "Cualquier cosa puede prender la mecha", añade el militar español momentos antes de salir a realizar la patrulla que su pelotón, compuesto por dos blindado Lince y nueve efectivos en total, tiene encomendada para la jornada de hoy.

Así pasó hace ahora dos años y un mes. Los terroristas de Hezbolá cometieron varios atentados y ataques contra militares y población civil israelí. Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) respondieron con fuego y fruto de una cadena de negligencias israelí murió el cabo español Francisco Javier Soria, que se encontraba en el puesto de vigilancia 4.28, cerca de Al Ghajar. Hezbolá, grupo terrorista chií subvencionado por Irán, ha campado a sus anchas durante años por el sur de Líbano, una zona fuera de control para Beirut. Por eso, otra de las misiones de las tropas españoles es ayudar al ejército libanés a controlar la zona. Aun así, la presencia de los entramados políticos y sociales de Hezbolá sigue teniendo mucho peso y no es difícil ver sus banderas amarillas ondear al viento. El grupo terrorista está ahora más entretenido en el país vecino, Siria, donde combate junto a las tropas del Ejército Árabe Sirio para recuperar el terreno que rebeldes moderados y grupos terroristas como Estado Islámico o Jabhat Fateh al-Sham (antiguo Frente Al Nusra de Al Qaeda) han arrebato al Gobierno de Damasco que controla con mano de hierro Bashar Al Asad. (Jesús.R.G.)

Fuente: http://www.libertaddigital.com/

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