«Un hombre o una mujer con dedicación absoluta. Capaz de realizar sus cometidos de manera eficiente bajo cualquier adversidad, frío, sueño, hambre o cansancio. Situaciones que son francamente difíciles de entrenar». Esta es la definición de un militar de la Fuerza de Guerra Naval Especial formulada por uno de sus miembros, Magally (nombre en clave). Nacido en Algeciras hace 46 años, es militar de tropa y marinería permanente y lleva media vida en operaciones especiales.
Es uno de los gaditanos que forman parte de la élite de las Fuerzas Armadas españolas. Los boinas verdes de la Armada que son, asegura su comandante, el coronel Pedro Antonio Martínez Rodríguez de Lema,
«parte de los herederos de una raza de guerreros, la gente de mar y la
gente de guerra de la Armada Española, que sostuvo la más larga campaña
que se ha visto, manteniendo abiertas las líneas de comunicación del
imperio durante siglos, allá donde fuera necesario».
El coronel Rodríguez de Lema, isleño, lleva un año al frente de esta unidad de la Infantería de Marina que celebra su décimo aniversario. Compuesta por militares «destinados actuar en vanguardia, audaces para acometer las misiones que se nos asignen y serenos ante los riesgos que su cumplimiento conlleva». Hombres y mujeres «comprometidos con los ideales de la unidad: sacrificio, trabajo, disciplina, firme voluntad de victoria cualquiera que sea la empresa a acometer, y compañerismo». Asegura su jefe que los militares de la Fuerza de Guerra Naval Especial (FGNE) están lejos «de la imagen tradicional de una especie de Hércules con armas de fuego» y que cuentan con cualidades como la audacia, la serenidad, la resistencia mental y la humildad.
Precisamente esa característica, la humildad, es la que más subrayan los boinas verdes como necesaria, «para saber reconocer tus errores, aceptarlos y mejorar», señala Galgo, suboficial de 43 años y natural de Cádiz. Humildad acompañada de trabajo, voluntad de ser mejor cada día, honradez, amor a España, capacidad de sacrificio y lealtad.
Combatiendo piratas y terroristas
Un compendio que les hace ser ‘los guerreros perfectos’ para todo tipo de operaciones especiales: rescate de rehenes, asalto a buques o lucha contra el terrorismo, entre otras. Así
lo han mostrado en todas las misiones, operaciones y ejercicios en los
que han participado en esta década. Como en la liberación del pesquero
‘Alakrana’ en 2009, la liberación en 2011 de la ciudadana francesa
Evelyn Colombo de manos de piratas o el rescate el pasado mes de abril
de un jabeque yemení que fue secuestrado en el Índico. Hoy en día ha
Fuerza de Guerra Naval Especial participa en la operación ‘Atalanta’, la
operación de seguridad cooperativa en Cabo Verde o en algunos países
del Sahel, así como en ejercicios nacionales de carácter específico de
la Armada, conjuntos e internacionales de operaciones especiales.
Y,
afronta el reto de, como explica su comandante, «liderar por
primera vez el mando del Special Operations Task Group (grupo de
operaciones especiales) en el marco de la operación de Apoyo a Irak,
formando parte del Mando Conjunto de Operaciones Especiales (CJDOTF-I)
en el país, liderado por Estados Unidos y en coalición con varios
países. Cuya misión es la derrota militar del Daesh» (grupo terrorista
yihadista autoproclamado Estado Islámico) «mediante la asistencia
militar a las fuerzas de operaciones especiales iraquíes». Pero
la Fuerza de Guerra Naval Especial lleva muchas más misiones a sus
espaldas que las de esta última década, ya que es heredera de más de 50
años de operaciones especiales. Esta unidad procede de la fusión de la Unidad de Operaciones Especiales (UOE) del Tercio de Armada de San Fernando (creada en 1966) y la Unidad Especial de Buceadores de Combate (UEBC) del Centro de Buceo de la Armada.
«Se tuvieron que proyectar nuevas infraestructuras para acoger a la
unidad, normalizar los procedimientos de dos unidades muy diferentes,
proponer un nuevo sistema de formación para los operadores de guerra
naval especial, definir qué nuevos materiales eran necesarios, elaborar
publicaciones doctrinales, hacerse independientes del apoyo logístico
que el Tercio de Armada y el Centro de Buceo proporcionaban a las
unidades predecesoras. Todo ello mientras la participación de los boinas
verdes de la Armada en operaciones crecía de forma casi exponencial.
Porque estos diez años han sido los de mayor implicación en operaciones
de la historia de las operaciones especiales en la Armada», explica el
coronel Rodríguez de Lema.
«No nos comparamos nunca»
De hecho, muchos de los miembros gaditanos de la FGNE proceden de la UOE, como es el caso de Galgo, que ingresó en 1998 en operaciones especiales, de Magally, que lo hizo un año antes, o de Peri, militar de tropa y marinería permanente que, a sus 47 años lleva dos en la FGNE y una mochila de otros 17 en la UOE. Y,
como no podía ser menos, su comandante ha servido en la UOE en todos
sus empleos hasta que fue disuelta. «Las misiones y los materiales nos
han hecho evolucionar a una velocidad realmente grande», pero los
recuerdos de entonces «están ligados a las personas. Gente dura, leal y
honrada que se dejaba la piel en el ejercicio intentando mejorar. Mucha
de esa manera de ser perdura aquí: tozudez en mantener el esfuerzo,
lealtad en el cumplimiento y amor a España».
«Recuerdo como si fuera hoy
mi primera subida a la Cruz del Romero. En una época donde podías
pasarte días enteros andando por el monte sin cruzarte con nadie, aquel
bosque era especialmente bello», cuenta el jefe de los boinas verdes.
«Cuando llegamos arriba amanecía y pudimos contemplar los campos hasta Algeciras a un lado y hasta Cádiz al otro. No creo haber visto nada más bonito nunca». Han participado en misiones y operaciones en todos los continentes:
Libre Hidalgo (Líbano), Irak, ‘Atalanta’ (océano Índico),Cabo Verde,
Senegal, el Sahel, Bosnia, Túnez, Mauritania o ‘Libertad Duradera’
(Afganistán). Y han conseguido situarse entre las unidades de
operaciones especiales más respetadas del mundo. Se adiestran con los
Seal de la US Navy, los Formoza de Polonia, los Marsof de los Países
Bajos, las SFG de Bélgica o los DAE de Portugal. Pero «no nos comparamos nunca»
afirma su comandante. «En ejercicios y operaciones colaboramos con
otras unidades para comparar tácticas, técnicas y procedimientos para
mejorar. Nada más. Ellos aprenden y nosotros también».
«Cada mañana es un reto»
Son la élite. Solo superan el proceso de formación el 40% de los aspirantes que se presentan para formar parte de la Fuerza de Guerra Naval Especial. «Recuerdo mi instrucción dura, pero siempre motivado por la ilusión de llegar a la unidad en la que ya había estado de prácticas y a la que deseaba volver», cuenta Yankee, oficial de 29 años, nacido en Rota y que lleva casi cuatro años en la FGNE. «Durante el proceso de formación se recibe instrucción básica del combatiente, instrucción físico militar, curso de paracaidismo básico y de mandos, tiro, explosivos, comunicaciones, sanidad militar, superación de obstáculos, vida, movimiento y combate invernal, movilidad en vehículos tácticos, buceo de combate, plataformas navales y un largo etcétera», detalla. «Te entregas en cuerpo y alma a unos instructores en los que crees a fe ciega.
Ellos te llevan a superar pruebas y situaciones que
jamás habría supuesto en mi vida, llevan tu cuerpo y mente a situaciones tan extremas
(frío, calor, sufrimiento, sacrificio, sueño, hambre, sed), que nunca
hubiese imaginado encontrármelas. Una vez superado, te sientes el hombre
más dichoso del mundo», recuerda Peri. Pero, advierte su compañero
Magally, «lo más duro no es conseguir la boina verde, sino mantenerla,
que es lo que te hace ser especial». Y es que el día a día en una unidad de operaciones especiales «es una caja de sorpresas», relata Yankee, «una lucha diaria para alcanzar la perfección en todas las tareas»,
explica Galgo. Saben cuando entran a trabajar pero no a la hora a la
que van a salir, por eso, en palabras de Peri, «cada mañana que amanece
es un reto», «un continuo y minucioso adiestramiento específico»,
concluye Magally.
Los militares de la FGNE también saben tácticas de combate invernal
El oficial Yankee sabe que, muy a su pesar,
tendrá que dejar la FGNE en el futuro, mientras que suboficial y tropa
esperan acabar su carrera en esta unidad y jubilarse portando la boina
verde. La Fuerza de Guerra Naval Especial continuará combatiendo el
terrorismo, como una «eficaz herramienta la lucha asimétrica», tal y
como señala el coronel Rodríguez de Lema. Por delante, los ‘Seal’
españoles tienen «un futuro, interesante e intenso con muchos
compromisos y despliegues operativos que van a exigir lo mejor de la
Fuerza de Guerra Naval Especial para poder hacer frente a un mundo y sociedad en continuo cambio que nos obligará a una constante adaptación». (Jesús.R.G.)
Fuente: https://www.lavozdigital.es/
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