Corea del Sur ha comenzado los primeros preparativos para distribuir su flota de cazas sigilo F-35A a través de múltiples bases aéreas, anunciaron el lunes las autoridades.
Esta medida tiene como objetivo mejorar la supervivencia de la flota avanzada en medio de crecientes amenazas militares de Corea del Norte, que sigue demostrando intenciones agresivas a través de una serie de pruebas de misiles y ejercicios militares.
Actualmente, Corea del Sur opera 39 cazas sigilo F-35A estacionados en la base aérea de Cheongju, a unas 70 millas al sur de Seúl.
Estos aviones forman parte de un lote inicial de 40 aviones entregados entre 2019 y 2021, aunque uno fue retirado debido a un incidente de ataque de aves.
En virtud de los nuevos planes, el país se prepara para recibir 20 F-35As adicionales en 2026, que probablemente se estacionen en diferentes bases para mejorar la flexibilidad y la seguridad operacionales.
Los lugares exactos para estos sigilarios adicionales siguen sin revelarse, y los oficiales militares enfatizaron la necesidad de preservar el secreto operacional.
En un comunicado, la Fuerza Aérea de Corea del Sur destacó que el nuevo lote de F-35As se encargará de proporcionar una defensa nacional eficaz, aunque no se han detallado funciones y misiones específicas.
Esta estrategia para dispersar a la flota aérea se produce en medio de una mayor actividad militar de Corea del Norte, que ha simulado repetidamente ataques contra objetivos clave en Corea del Sur.
Por ejemplo, en febrero del año pasado, Pyongyang lanzó misiles balísticos de corto alcance que demostraron la capacidad de llegar a la base aérea de Cheongju.
En marzo del mismo año, Kim Jong Un inspeccionó personalmente un ejercicio dirigido al aeródromo operativo del enemigo, señalando intenciones de atacar bases aéreas surcoreanas en caso de conflicto.
El F-35A juega un papel fundamental en la estrategia de defensa de Corea del Sur debido a sus capacidades de sigilo de radares y su eficacia en la realización de ataques estratégicos de largo alcance.
Los jets son un componente central del sistema Kill Chain, diseñado para llevar a cabo ataques preventivos contra las amenazas nucleares y de misiles de Corea del Norte. Este sistema, junto con los sistemas de defensa antimisiles y ataques de represalia del país, constituye la columna de su estrategia de seguridad nacional.
La dispersión de la flota F-35 introduce desafíos significativos para Corea del Norte. Concentrar todos los jets en un lugar los haría un blanco fácil y tentador para un ataque preventivo.
Al difundirlos a través de múltiples bases, Corea del Sur complica el ataque de Corea del Norte y limita la eficacia de cualquier ataque. Incluso si una base es golpeada, los jets restantes en otros lugares garantizarían una respuesta continua y eficaz.
Esta estrategia también supone una presión adicional sobre los recursos de Corea del Norte. Atacar varias bases aéreas requeriría un gran número de misiles, ataques coordinados y capacidades de inteligencia precisas que son difíciles incluso para los militares avanzados.
Para Corea del Norte, tal esfuerzo podría estirar su arsenal, dejándolo vulnerable a los contraataques y reduciendo el impacto general de sus ataques.
Al dispersar sus F-35, Corea del Sur también está mejorando sus capacidades de represalia. La capacidad de los jets para permanecer sin ser detectado y ofrecer ataques de precisión significa que incluso una flota parcial puede imponer costos significativos a Corea del Norte en cualquier conflicto.
Al asegurar que estos activos sean más difíciles de localizar y destruir, Corea del Sur envía un fuerte mensaje de resiliencia y preparación, disuadyendo aún más la posible agresión.
Este enfoque proactivo demuestra el compromiso de Corea del Sur de mantener una postura de defensa creíble frente a las persistentes amenazas del Norte. La dispersión de la flota F-35A no es sólo un ajuste logístico; es una medida calculada para asegurar que los activos militares más avanzados de Corea del Sur permanezcan operativos, versátiles y listos para responder a cualquier escenario.
Mientras Corea del Norte continúa mostrando sus capacidades de misiles y aumentando su retórica, la estrategia de Corea del Sur subraya la importancia de mantenerse un paso por delante en una región cada vez más volátil.
La flota de F-35A F-35A Lightning II cazas sigilantes representa la vanguardia de la potencia aérea moderna, combinando tecnología avanzada de sigilo, potentes sensores y sistemas de armas versátiles.
Estos aviones, desarrollados por Lockheed Martin, forman la columna trasvase de la estrategia de defensa aérea de Corea del Sur y son un elemento crucial para contrarrestar la persistente amenaza planteada por Corea del Norte.
Con 39 F-35En cuanto estacionado en la Base Aérea de Cheongju y planean otros 20 para 2026, Corea del Sur está invirtiendo fuertemente en las capacidades que estos aviones ofrecen.
En el centro de la eficacia de F-35A está su diseño sigiloso, que incorpora una combinación de moldeo, materiales de radar-absorbentes y almacenamiento de armas internos para reducir drásticamente su sección transversal de radar.
Esto permite que el avión penetre sin ser detectado en el espacio aéreo enemigo, lo que lo convierte en un activo vital para llevar a cabo ataques estratégicos y misiones de recolección de inteligencia. El sigilo del jet se ve reforzado por su gestión de la firma infrarroja, que minimiza las emisiones de calor y reduce la vulnerabilidad a los misiles que buscan calor.
La inversión de Corea del Sur en F-35A no se limita a los propios fuseladas, sino que se extiende a la infraestructura más amplia necesaria para apoyar su funcionamiento. Esto incluye instalaciones de mantenimiento avanzadas, hangares seguros y capacitación especializada para pilotos y cuadras de tierra.
Los aviones también están integrados con sistemas de comando y control indígenas de Corea del Sur, lo que les permite funcionar sin problemas dentro de la red de defensa aérea existente en el país.
Además de sus capacidades de combate, el F-35A sirve como elemento disuasorio contra una posible agresión. Su sola presencia obliga a adversarios como Corea del Norte a repensar sus estrategias, sabiendo que estos sigilantes pueden ejecutar ataques profundos con precisión e impunidad.
Mientras Corea del Norte continúa desarrollando misiles balísticos y armas nucleares, la capacidad del F-35A para atacar infraestructura crítica y activos de liderazgo sigue siendo una piedra angular de la estrategia de defensa de Corea del Sur.
Corea del Sur F-35As no sólo tecnológicamente avanzada, sino también estratégicamente versátil. Están equipadas para manejar una amplia gama de misiones, desde la superioridad aérea y el ataque terrestre hasta inteligencia, vigilancia y reconocimiento [ISR]. Esta versatilidad garantiza que la flota pueda adaptarse al entorno de seguridad dinámico e impredecible de la Península Coreana.
A medida que se introducen F-35A adicionales en servicio y se distribuyen a través de múltiples bases aéreas, su valor estratégico sólo crecerá. Al dispersar estos aviones, Corea del Sur mejora su supervivencia al tiempo que mantiene la capacidad de entregar ataques decisivos si es necesario.
Esta combinación de tecnología avanzada, capacidades en red y planificación estratégica asegura que el F-35A seguirá siendo un eje de la postura de defensa de Corea del Sur durante años.
Fuente: https://bulgarianmilitary.com/
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