Navantia anunciaba la semana pasada que habían terminado de construir y ensamblar el caso del primer submarino S-80, al que se le ha dado el nombre de S-81 Plus. Plus por los siete metros que se le ha tenido que añadir al casco para repartir mejor el peso y que pueda flotar. Este
fue el problema de diseño más grave al que se ha enfrentado el programa
del S-80. En 2013 se supo que el primero de los prototipos tenía graves problemas de flotabilidad. Se hundía. La culpa la tenían las cerca de 100 toneladas extra de peso que no figuraban sobre el papel del diseño.
Navantia
tuvo que contratar a una empresa estadounidense especialista en el
diseño de buques submarinos para que analizase el proceso y detectase
qué era lo que fallaba y cómo se debía solucionar. El resultado, 200 millones de euros por la auditoría y un retraso en la entrega del primer submarino. Pero
no fueron los únicos problemas a los que se ha enfrentado Navantia en
la fase de producción. Por el camino se quedó la empresa Abengoa, responsable del diseño de los motores de Propulsión Independiente de Aire
(AIP), tras hallar diversos ‘enigmas’: motores que se queman durante
las pruebas, problemas para ensamblarlo dentro del casco. Abengoa fue
relevada por Técnicas Reunidas, retrasando más el proceso de producción.
Auditoría de la producción
Ahora que el programa parece encaminado a su consecución, aunque cinco años después de lo previsto, la Armada y el Ministerio de Defensa –junto con Navantia- van a realizar una profunda auditoría de todo el proceso.
Se va a analizar, pormenorizadamente, todos los pasos recorridos hasta el momento para detectar en qué se falló y cómo evitarlo en futuras producciones. Ya no sólo para los buques españoles, sino para el caso de que el submarino entre en el circuito comercial internacional.
Este proceso, que en su nombre técnico se denomina CDR - Critical Design Review,
revisión crítica del diseño- se llevará a cabo durante todo el 2016.
Mientras dure, la producción de los submarinos quedará paralizada. El
objetivo es determinar el estándar de calidad necesario para continuar
con la producción. Se analizarán, explican fuentes de la Armada, todo el
trabajo realizado por los departamentos técnicos y estudios de ingeniería que han participado en alguna fase de la producción.
Criticas en la Armada
El programa del S-80 ha despertado muchas críticas internas
en la Armada española durante los últimos años. Principalmente porque
al no cumplirse los plazos estipulados en un primer momento, la marina
española ha tenido que dar luz verde a la carena de varios de los
vetustos submarinos de la clase S-70, pese a que estaba prevista su
baja. Los buques sumergibles de la serie S-70 que aún quedan en activo –El ‘Mistral’, el ‘Galerna’
y el ‘Tramontana’- han ido pasando por talleres en los últimos años
para someterse a una gran carena que alargue su vida operativa hasta
cinco años. El ‘Tramontona’ fue el último de ellos, y se espera que sea entregado este 2015.
Sin embargo, existen en la Armada dudas razonables sobre estas previsiones, y algunos ven “demasiado optimista” que estos buques continúen en servicio activo cinco años más. “En 2016 nos quedaremos con dos cuando se dé de baja el S-71 ‘Galerna’ –el más antiguo de la serie-, y habrá que llegar hasta finales de década con el Tramontana y el Mistral, contando con rotaciones y reparaciones, y eso siempre que alcancen esos años” aseguran las fuentes consultadas en la Armada. (Jesús.R.G.)
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