Aún no ha amanecido y una frenética actividad comienza a bullir entre las paredes del acuartelamiento del Regimiento de Ingenieros 7 o RING-7, cuna del Batallón de Zapadores de Ceuta, que se erige orgullosa como la heredera del Regimiento Real de Zapadores Minadores, fundado en septiembre de 1802. La escasa luz que apenas comienza a vislumbrarse entre las impresionantes vistas de la ciudad que se pueden admirar desde el acuartelamiento, acompaña al primer acto con el que el Regimiento comienza el día: el izado de la insignia nacional, tras la lectura de la efeméride de un glorioso acto o destacado ingeniero.
Su
amplitud de capacidades deriva de la diversidad de cometidos que
atiende el RING-7, comenzando por la movilidad en el apoyo al resto de
unidades que integran la Comandancia General de Ceuta, una tarea que se
ejecuta franqueando obstáculos o mediante los denominados cometidos de
protección, a través de los cuales se trabaja en la disminución de los
efectos de las armas enemigas para, de ese modo, facilitar la
intervención del resto de unidades de la Comgeceu. Fundamental
también es el apoyo general que este Regimiento presta en situaciones
de emergencia con la construcción de campamentos, infraestructuras,
habilitación de servicios eléctricos o potabilización de agua salada.
“Los ingenieros trabajamos en apoyo al combate y en el propio combate,
lo que requiere una preparación muy exquisita que compagina técnica,
táctica y combate para el cumplimiento de la misión, además de una
capacidad para desarrollar proyectos de gran envergadura”, expresa el
coronel Miguel Ángel Casado, jefe del RING-7 en Ceuta.
La
preparación es fundamental a la hora de hacer frente a las tareas
encomendadas a los zapadores. A través de la Instrucción Física
Operativa (IFO) se lleva a cabo el entrenamiento diario de estos hombres
y mujeres “en un circuito enfocado a que el zapador pueda desarrollar
sus tareas y misiones”, explica el capitán José Humberto Sola. Kosovo,
Afganistán, Bosnia-Herzegovina o Senegal… Son solo algunas de las zonas
donde la presencia de la Compañía de Zapadores ha sido una constante.
“Estamos ahí en la lucha contra los artefactos explosivos o la
desactivación de munición, transmitiendo conocimientos a otros ejércitos
aliados”, alude el coronel Casado. Un trabajo que se ha visto
recompensado con dos medallas colectivas y el mismo número de corbatas
de la Cruz de San Fernando, que tan solo ostentan en sus estandartes 20
unidades del Ejército. “Actuamos con hechos, cuando se nos diga y donde
se nos diga”.
La “gloriosa tradición” de la que se han
hecho eco ha quedado plasmada en la fachada de uno de los edificios del
acuartelamiento del RING-7. Una serie de mosaicos narran la historia de
estos ingenieros, cuyo origen se remonta 216 años atrás y que hace un
recorrido a través de las especialidades en que se han instruido los
zapadores. “Son todas aquellas que no han tenido mucha
cabida en otras Armas, pero que eran necesarias para el devenir de los
ejércitos, como los Zapadores Minadores, los Pontoneros para cruzar
puentes o las comunicaciones, a través de Telégrafos y Ferrocarriles.
Tampoco hay que olvidar el servicio colombófilo que hasta hace poco
contó con un palomar o la aviación que nació, como tal, en el arma de
Ingenieros”, relata el comandante Horacio Corbacho.
Y
volviendo la vista atrás, la Bandera Coronela se convierte en uno de los
símbolos del orgullo con el que los Zapadores de Ceuta rememoran sus
orígenes. Esta insignia representaba a uno de los batallones que
integraban esta compañía, y más concretamente a su coronel. Años
después, este emblema continúa presente en todas las formaciones en las
que participan en un emotivo recuerdo a estos primeros ingenieros.
Orgullosos de sus orígenes, no lo están menos del trabajo que los
Zapadores desarrollan en la actualidad, tanto en el combate, como en
zonas devastadas por otro tipo de catástrofes, llevando la ayuda hasta
los lugares más recónditos y ofreciendo así un halo de esperanza. Así
es la Compañía de Zapadores del Regimiento de Ingenieros 7: “Nuestra
misión es combatir y ganar y por eso queremos que se nos emplee en los
sitios de mayor riesgo y fatiga”, matiza el coronel jefe del RING-7 en
Ceuta.
Cerca del riesgo | El trabajo más sensible de los Zapadores: la desactivación de artefactos explosivos
La
Sección de Reconocimiento y Desactivación se alza como una de las más
destacadas dentro del RING-7. Integrado por operadores que se encargan
del reconocimiento previo y posterior desactivación del artefacto, el
minucioso trabajo comienza con ‘Riki’, un perro detector de explosivos
que realiza la primera inspección ante la posible amenaza de una bomba
lapa simulada adherida a los bajos de un vehículo. Una vez
confirmada su existencia, es el turno de un robot equipado para realizar
diversos trabajos encaminados a atacar el dispositivo.
“Minimizamos
el riesgo más inmediato a través de un ataque a distancia para evitar
exponer al operador”, explica el teniente Diego Mendo, jefe de la
Sección de Reconocimiento y Desactivación. Una fuerte carga de agua
sobre el artefacto logra el objetivo de desmontarlo, aunque aún queda la
última fase, en la que participa la mano humana.
Es la intervención de uno de los efectivos encargado de efectuar un último reconocimiento para constatar la ausencia de amenazas secundarias y recoger los restos del material. Con movimientos totalmente controlados, el operador se acerca y retrocede de frente al vehículo, dado que el frontal del traje concentra la zona de mayor protección. Durante la exploración previa, mantiene las manos hacia atrás para evitar que, en caso de una explosión fortuita, la onda expansiva pueda penetrar a través de la manga.
Es la intervención de uno de los efectivos encargado de efectuar un último reconocimiento para constatar la ausencia de amenazas secundarias y recoger los restos del material. Con movimientos totalmente controlados, el operador se acerca y retrocede de frente al vehículo, dado que el frontal del traje concentra la zona de mayor protección. Durante la exploración previa, mantiene las manos hacia atrás para evitar que, en caso de una explosión fortuita, la onda expansiva pueda penetrar a través de la manga.
Su imagen a través del arte | El óleo ‘La gesta de los zapadores’ narra uno de los heroicos episodios de la compañía contra las tropas napoleónicas
El óleo ‘La gesta de los zapadores’, obra de Augusto Ferrer-Dalmau, refleja a la perfección uno de los heroicos episodios que han acompañado a esta Compañía desde sus inicios. El 24 de mayo de 1808 y tras los disturbios del 2 de mayo, el Regimiento Real de Zapadores Minadores se convirtió en la primera unidad organizada que se reveló contra las tropas napoleónicas. Partió desde Alcalá de Henares hacia Valencia, donde llegó el 7 de junio. “Consiguió la sublevación de las zonas por donde iban pasando”, matiza el coronel Casado.
Protección de efectivos y material |El asentamiento de vehículos forma parte de una de las actuaciones en materia defensiva
La
protección de efectivos y vehículos en situaciones extremas se
materializa en las actuaciones que los zapadores llevan cabo en un
tiempo récord. Es el asentamiento de los vehículos que comienza con la
realización de una gran zanja con una retroexcavadora. “Se
pueden tardar unas dos horas en hacer esta posición defensiva del
vehículo par protegerlo de la visión del enemigo”, comenta el sargento
1ª, Diego Rubiales.
Exhaustivo entrenamiento | Con el check point se preparan para situaciones de riesgo en zonas conflictivas
En
el marco de sus cometidos habituales, los zapadores se enfrentan a
diversas tesituras que requieren de un constante entrenamiento. Una de
ellas, enmarcada en la actuaciones de protección encomendadas al RING-7,
consiste en el simulacro de una situación real: un control militar para
regular el paso de vehículos y personal tras unos ataques terroristas
en las inmediaciones de la zona.
Conocido
como check-point, el objetivo es la localización de terroristas y de
posibles artefactos explosivos que supongan una amenaza tanto a las
tropas como a la población civil. Para ello, los efectivos llevan a cabo
un exhaustivo registro, tanto del coche como de sus ocupantes, hasta
descartar cualquier peligro.
Especialistas en construcción | Los zapadores se forman en la edificación de infraestructuras ante las catástrofes
En
el marco del apoyo a la movilidad, una de las actuaciones desarrolladas
por los zapadores es la construcción de puentes para salvaguardar la
distancia entre dos zonas. El puente Bailey recibe su nombre de su
autor, el ingeniero militar Donald Bailey, quien lo diseñó para superar
los problemas de los carros de combate en la II Guerra Mundial a la hora
de cruzar los antiguos puentes europeos. “Hemos
simulado una brecha de unos 20 metros sobre el cauce de un río y ahora
hay que lanzar esta estructura que, una vez concluida, permitirá el paso
de vehículos de hasta 80 toneladas”, matiza el capitán Francisco
Antonio Cívico.
Con paneles que rondan en torno a los 240 kilos de peso,
son necesarias ocho personas para trasladar estas ingentes estructuras,
mientras que el montaje total del puente requiere de una sección de 26
personas. Aunque hasta el momento no ha sido necesaria la
intervención de la Compañía de Zapadores en la ciudad, el capitán Cívico
reconoce estar preparados para hacer frente a cualquier anomalía. “Ya
tenemos un estudio previo que subsanaría cualquier problema y en pocas
horas podríamos actuar en los puentes de la ciudad”.
En terreno peligroso | La desactivación de minas antepone la seguridad de la población civil a las propias vidas de los efectivos militares
En
la desactivación de minas encuentra la Compañía de Zapadores otro de
sus grandes cometidos. En sus traslados a zonas bélicas realizan el
desminado humanitario en una peligrosa tarea en la que se antepone la
seguridad de la población civil a sus propias vidas. En la
última intervención de una unidad del Ejército español en un contingente
de la ONU en El Líbano, en el que también participó una sección de los
zapadores de Ceuta, se localizaron 22 minas en un kilómetro cuadrado.
“Fue
todo éxito pero nunca podemos hablar de un solo tipo de mina, ya que
los países que han firmado el tratado de Otawa en teoría no deberían
colocar minas antipersonas, pero esto no se puede garantizar hasta no
estar sobre el terreno”, puntualiza el teniente Jesús Manuel Quiñones.
En apoyo a la población | La desaladora es fundamental para intervenir en zonas devastadas
La
intervención en zonas donde la población no puede acceder a agua
potable es otra de las tareas que lleva a cabo la Sección de Apoyo.
Mediante una depuradora-desaladora se lleva a cabo un tratamiento de las
aguas salinas para convertirlas en aptas para el consumo. El proceso de
depuración se realiza en una hora, tiempo en el que se pueden obtener
hasta 700 litros de agua.
Reforma de infraestructuras | La
rehabilitación de carreteras para el paso de unidades y efectivos se
lleva a cabo en zonas devastadas por catástrofes naturales
La
rehabilitación y mantenimiento de caminos y carreteras derruida por
catástrofes naturales la llevan a cabo especialistas de Zapadores. El
proceso comienza con una retroexcavadora que deposita la tierra sobre la
zona a rehabilitar.
Seguidamente
una motoniveladora extenderá el material con un rodillo que prepara el
terreno para el paso de personas y unidades. Toda esta maquinaria se
revisa constantemente en las secciones de Máquinas y Mantenimiento del
Regimiento de Ingenieros.
Asegurando el terreno | El Equipo de Buceo realiza funciones de reconocimiento previo para facilitar el paso seguro de otras unidades en la zona
El
equipo de Buceo y Navegación lleva a cabo tareas de movilidad
encaminadas a despejar el terreno de cara a la intervención de otras
unidades. Uno de sus entrenamientos simula la llegada a una playa de una
lancha con varios buceadores que, desde una distancia de un kilómetro,
se dirigen buceando hacia la orilla.
“Antes
de salir del agua dejan fondeado el material y salen para hacer un
reconocimiento de la playa y comprobar la zona, de modo que otras
embarcaciones puedan desembarcar y tengan la seguridad de que no hay
obstáculos ni en el agua ni en la orilla”, explica el sargento
responsable del Equipo de Buceo y Navegación, Luis Conde. Este
reconocimiento previo de los buceadores de la Compañía de Zapadores se
enmarca en las funciones de movilidad para descartar cualquier peligro a
la unidad de maniobras. (Jesús.R.G.)
Fuente: https://elfarodeceuta.es/
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