La Armada de Noruega ha vuelto a apostar por Navantia
para encomendarle trabajos en sus fragatas, que fueron construidas en
la antigua Bazán en la década de los 2000. La empresa pública acaba de
firmar un contrato con la Agencia Noruega de Material de Defensa (NDMA)
para prestar apoyo técnico previa a la modernización de las fragatas
F-310 de la clase Fridtjof Nansen. Esta decisión, que abre la puerta a posibles nuevos encargos para la empresa que preside Ricardo Domínguez, confirma la confianza que siempre ha mantenido la Marina del país con el astillero ferrolano. En virtud de este acuerdo, Navantia realizará una auditoría de configuración de las fragatas para
integrar en la documentación del diseño de los buques todas las
modificaciones requeridas por la mencionada agencia en los encargos,
ante su futura modernización.
La relación entre la
empresa naval y la Armada de Noruega se ha ido ampliando en los últimos
años con el fin de que se encargase de tareas de mantenimiento y apoyo
al ciclo de vida de los barcos. De hecho, en el 2013, Navantia firmó
con la Armada del país un acuerdo en este sentido, bajo el que se han
desarrollado distintos encargos para la prestación de diversos
servicios. Aunque el apoyo de la Armada a Navantia ha sido siempre inequívoco, después de los momentos de mayor tensión tras el hundimiento de la fragata Helge Ingstad
y los primeros intentos por arrojar sombras sobre el astillero
ferrolano, este acuerdo despeja definitivamente aquella etapa y devuelve
las aguas mansas a una relación fluida. La apuesta de los astilleros públicos españoles por el país se traduce en la existencia de una delegación en Bergen.
Periódicamente, para atender los requerimientos de la Armada nórdica,
desplaza personal de la factoría ferrolana para llevar a cabo los
trabajos que se van contratando.
Tropicalización
El
personal experimentado de la compañía en el país —el mismo que
participó en Ferrol en la construcción de esos mismos buques, por lo que
son conocedores de sus características y prestaciones— ha llevado a
cabo uno de los últimos encargos de la Marina nórdica: la bautizada como tropicalización de la fragata Roald Amundsen.
Se trata de unos trabajos que consisten en la mejora de la capacidad de
refrigeración del buque, con el fin de que pueda navegar en condiciones
tanto de temperatura del aire como del agua más cálidas de las que
presenta el entorno en donde opera habitualmente la Marina noruega.
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