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Sevilla, en el ojo soviético durante la Guerra Fría.

El Instituto Cartográfico y Geológico de Cataluña adquirió a finales de los años noventa, coincidiendo con la desintegración de la Unión Soviética, parte de los fondos producidos por esta antigua potencia referidos a nuestro país. 

Entre ellos se encontraba una serie a escala 1:10.000 referida a las principales ciudades españolas, que hasta 2014 no se ha puesto a disposición del público en la cartoteca digital del ICGC (http://cartotecadigital.icc.cat). Andalucía ha jugado históricamente un papel estratégico por su posición entre dos mares y dos continentes, que se acusa en la segunda mitad del siglo XX con la polarización del mundo en dos potencias hegemónicas: la URSS y los Estados Unidos. La elaboración de esta cartografía en el primer lustro de los años setenta se corresponde con un periodo en que la conocida como Guerra Fría estaba lejos de una fase de distensión, y en el que Andalucía -por la presencia de las bases norteamericanas- ocupaba un importante papel en el sistema defensivo-ofensivo de Occidente. El planteamiento estratégico del Pentágono a partir de 1950 era que la Península Ibérica podía ser, por su posición geográfica, el último reducto de defensa en Europa Occidental y que las bases aéreas y navales en España eran fundamentales para completar su periferia defensiva. 

Los ocho planos urbanos de las ciudades andaluzas (Algeciras, Cádiz, Málaga, Gibraltar-La Línea, San Fernando, Granada, Jerez de la Frontera y Sevilla) fueron levantados por el Servicio Cartográfico de la Unión Soviética entre 1971 y 1976 y editados, cada uno de ellos, dos años después. Las ciudades elegidas lo fueron por su interés estratégico, militar y económico, destacando aquellas relacionadas con el Estrecho de Gibraltar. El peso de las ciudades andaluzas en este fondo cartográfico en relación al conjunto de las ciudades españolas es importante: 8 ciudades de las 35 disponibles. También es muy significativo que las primeras en levantarse fueran las directamente relacionadas con el Estrecho de Gibraltar: Algeciras no solo fue la primera (1971) de la Península, sino también de todas las de Europa Occidental disponibles en el fondo del ICGC. De su análisis queda patente que se trata de una cartografía que combina una gran cantidad de información con una cuidada expresión formal, siendo el resultado un producto de gran interés práctico y de un indudable atractivo estético. 

La riqueza y detalle de sus contenidos (sólo las hojas de Sevilla incluyen en su leyenda 158 referencias localizadas con coordenadas alfanuméricas), hace pensar que su elaboración debió de estar fundamentada en la fotointerpretación exhaustiva de imágenes de alta resolución, que, ante la imposibilidad de realizar vuelos con aviones de reconocimiento fotográfico, tendrían que haber sido adquiridas desde satélites artificiales. No hay que olvidar que la Unión Soviética disponía de satélites de observación de la tierra, como los Zenit-4, explotados entre los años 1963 y 1970, que estaban equipados con una cámara fotográfica de alta resolución capaces de obtener fotografías de entre 1 y 2 metros de cualquier lugar del mundo, y que en 1970 aparecieron los Zenit-4MK, que existieron hasta 1980, los cuales podían colocarse en una órbita más baja y obtener así una resolución y una calidad de imágenes más altas. 

En 1977 comenzaron su vida operacional los satélites Yantar, cuyas fotografías alcanzaban resoluciones de unos 50 cm. Como nota curiosa, la mayoría de estos satélites espías portaban sistemas analógicos de fotografía que eran enviados a la Tierra en “cápsulas de descenso”, dotadas de un paracaídas y un sistema de radiobalizas que permitía la localización y recuperación de las películas fotográficas y de las cámaras utilizadas durante la misión. Las claves de los signos convencionales distinguen aquellos elementos de interés militar: “objetivos militar-industrial y edificios singulares” que comprenden zonas industriales, estaciones de ferrocarril (coloreadas en negro); “objetivos militares, objetivos de comunicación y edificios singulares” que comprenden instalaciones militares, depósitos de combustible y centros de telecomunicaciones (azul); y “oficinas administrativas del distrito gubernamental” que comprenden edificios oficiales (carmesí). 

También se distinguen los cuarteles en proyecto y los barrios densamente construidos con edificaciones en altura. Pese a que se observa cierta desactualización de algunos datos (lo cual denota que el trabajo de campo, si existió, fue incompleto), queda patente que esta cartografía tuvo que suponer un enorme esfuerzo a su productor, y más aún si se tiene en cuenta que en los inicios de la década de los 70 del siglo XX, el Instituto Geográfico Nacional no disponía de cartografía a escala 1.10.000 de las ciudades españolas, y que el Servicio Geográfico del Ejercito sólo disponía de cartografía a escala 1.10.000 de muy contadas ciudades españolas. (Jesús.R.G.)


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