El Ejército español se plantea introducir impresoras 3D para uso militar.


Las impresoras 3D son el futuro. El ejército español y los países de la OTAN lo saben, y por ello están haciendo seguimiento de la tecnología y los productos del mercado para aplicarlo al uso militar. La referencia es EEUU, que ya utiliza esta tecnología para sus ejércitos. La prueba radica en unas conferencias que tuvieron lugar en Gijón en septiembre del año pasado. 

En dicho encuentro, personal de la organización científica de OTAN, de la Agencia Europea de Defensa (EDA), representantes de instituciones gubernamentales, de la industria, y de centros de investigación discutieron sobre las posibilidades de esta tecnología. Fuentes del ejército han confirmado a ECD que aunque “aun es pronto”, se está planteando introducir esta tecnología dada las “muchas posibilidades” que la industria de la fabricación aditiva o impresión 3D ofrece. 

El ejemplo de EEUU 
Estados Unidos es pionero en muchas materias de I+D en todo el mundo, incluida la industria que equipa a los ejércitos. Desde hace unos años, la mayor potencia militar mundial ha implementado impresoras 3D que fabrican tanto en plástico como en metal. El objetivo, entre otras cosas, es trasladarlas a zonas de combate junto con las materias primas para producir equipos o piezas de aparatos de distintos tamaños de forma más rápida, sencilla y económica. Y es que, solo el traslado de material bélico, piezas de recambio y la reparación de equipos dañados cuesta una fortuna a todos los ejércitos del mundo. Fuentes de Defensa afirman que con las impresoras 3D se ganaría en “operatividad, tiempo y dinero”, y todo ello con una "gran fiabilidad", aunque remarcan que “no se pueden utilizar para todo”. 

En un informe de Deloitte, realizado por expertos en aplicaciones de manufactura aditiva, se asegura que se han probado las aplicaciones de esta tecnología, y que estarían listas para el combate. Y resaltan las capacidades del ejército americano, que en este 2018 destinó 13.200 millones de dólares para la impresión 3D, como cuenta un artículo del portal Army Tecnology. Sin ir más lejos, la Marina de los EEUU ha llevado a cabo un experimento que ha producido varias piezas para herramientas, molduras, reparaciones, prótesis, implantes craneales y piezas personalizadas para distintas situaciones. Por ejemplo, el ejército yankee disparó con éxito tanto un lanzagranadas como una granada fabricados con tecnología 3D en mayo de 2017. El lanzagranadas, de nombre RAMBO, fue construido según las especificaciones del lanzador estándar M203A1. Cada pieza, excepto los resortes y los sujetadores, se produjo utilizando técnicas de fabricación aditiva. Otras capacidades de la impresión 3D son relativas a los misiles y los cohetes. Ya se están fabricando motores de cohetes, aletas, piezas para los sistemas de guía y control e incluso pequeños misiles ligeros al completo. 

Otras aplicaciones
Otras aplicaciones similares, pero a mucha mayor escala, incluyen los equipos de soporte de aviación y la ingeniería inversa de piezas obsoletas que ya no fabrican las industrias. Un ejemplo de ello son las piezas que se fabrican para el 'obsoleto' bombardero B-52, en servicio desde 1955. Pero también el ejército de EEUU fabrica pequeños drones UAV en el plazo de pocas horas, que pueden resultar decisivos en operaciones sobre el terreno. 

Por su parte, el ejército Chino también sigue de cerca al estadounidense en materia de drones espía. Por otro lado, un proyecto de investigación del laboratorio de Tecnología de la Armada de los EEUU, en colaboración con la Planta del Laboratorio Nacional de Oak Ridge (ORNL), consiguió imprimir en 3D un casco de un prototipo de un pequeño submarino. El prototipo se configuró para tener 9.1m de largo y 1.4m de diámetro. Para ello se utilizó la primera impresora 3D de tamaño industrial desarrollada por Cincinnati Incorporated en asociación con ORNL, que cuenta con un área de impresión de poco más de 6 m de longitud. (Jesús.R.G.)


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